Muchos centros de salud y belleza se han inspirado en la ancestral tradición romana de los circuitos de aguas termales, de la que nacieron los spa, hace miles de años. Así pues, los beneficios que el agua puede aportar a nuestra salud no se descubrieron ayer. Existen numerosos ejemplos en la historia, donde el uso del agua, bajo todos sus estados, es una práctica habitual tanto para el tratamiento de enfermedades, como para el bienestar del cuerpo. Turcos y romanos tenían como hábito tomar baños de vapor. Estos últimos, además, utilizaban estas instalaciones como lugar de encuentro e intercambio de opiniones sobre política y cultura. Muchos templos griegos y romanos se construían cerca de los manantiales. Algunas termas podían dar cabida a dos mil personas, y contaban también con gimnasio, biblioteca y salas de masaje, donde los profesionales untaban los cuerpos de sus clientes con una mezcla de arena, aceite y polvo. Hipócrates, padre de la medicina, fue uno de los primeros profesionales que empleaba el agua para atender a sus enfermos. Pero no es hasta el siglo xix cuando se difunde y sistematiza la hidroterapia, y se inauguran los primeros balnearios donde se tratan enfermedades con el agua como elemento principal. La hidroterapia El tratamiento con agua a diferentes temperaturas, dirigida a presión, en vapor o en forma de baños, se aplica a todo el cuerpo o a determinadas partes. El agua caliente dilata los vasos sanguíneos, con lo que mejora la circulación de la sangre a la piel y al músculo. Se favorece la transpiración, se ayuda a eliminar toxinas y se relajan los músculos y las articulaciones. Por su parte, el agua fría y el hielo contraen los vasos, consiguiendo una mayor circulación en los órganos internos, y reducen la inflamación. Los que practican la hidroterapia en establecimientos como los antiguos spa romanos, hacen termalismo: Una forma de mantener, alcanzar o recuperar la salud, prevenir la aparición de enfermedades, aliviar el estrés y mejorar nuestra calidad de vida, llevando a cabo tratamientos de agua en instalaciones de hidroterapia. En la actualidad existen varios tipos de spa, en los que encontraremos las distintas terapias para mantener y mejorar nuestra salud a través del agua. Podemos dividir estas hidroterapias en dos grupos: - Las que aplican el agua externamente: baños simples o con hidromasaje, piscinas y jacuzzis, duchas normales, de columna, circulares, sensoriales, de contrastes..., chorros de presión, inhalaciones... Este grupo puede además acompañarse de elementos de apoyo como: hidroterapias con masajes manuales, con fangos, con aceites, electroterapia... - Las que aplican el agua bebida: curas hidropínicas, según indicaciones médicas, infusiones... Agua, fuente de salud Sin agua no hay vida, de echo el 55% del cuerpo humano está compuesto por agua. Por eso el agua representa una fuente de salud. No pensemos que todas las aguas son iguales, ni que todas tienen el mismo poder curativo para el ser humano. El agua pura es la que cae sobre la tierra cuando llueve (en zonas no contaminadas), pero desde ese momento, comienza a disolverse con las distintas sustancias que la tierra contiene. Así, según por dónde haya pasado, tendrá distintas características. El agua mineral es la que surge naturalmente de los manantiales y es la que cumple el papel más importante para el ser humano. El agua marina también tiene unas cualidades muy importantes, pero el agua mineral es la que necesitamos para beber y sobrevivir. Los spa basan muchas de sus técnicas curativas en el agua mineral, principalmente en los tipos de agua mineromedicinales, por ejemplo: - Agua bicarbonatada: ingerida, combate la acidez gástrica. - Agua clorurada: en duchas, aumenta las defensas de la piel. - Agua sulfatada: es un buen laxante.... Un consejo, lea las etiquetas del agua embotellada que compra habitualmente en el mercado y consuma aquella que pueda ayudarle. Tratamientos de belleza Ahora ya conocemos qué es un spa, pero si salimos de esas instalaciones y queremos obtener o mejorar la salud a través del agua en un medio más natural, en el mar, podemos hacerlo. El mar y quien lo habita son una fuente de salud. El agua marina y las algas contienen oligoelementos, proteínas, aminoácidos, vitaminas, sales e innumerables elementos muy importantes para su bienestar y belleza. Los baños en agua de mar, además de relajarnos, benefician nuestra piel. Desde hace miles de años existe una enorme tradición en la creación de cosméticos a partir de recursos del mar. Las culturas asiáticas, grandes conocedoras de las propiedades culinarias y de los beneficios para el cuerpo de las algas, han enseñado al resto del mundo sus secretos para la belleza mejor guardados. Y los laboratorios de hoy en día les han dado un aspecto y textura más agradables. La técnica más conocida y sin duda la más usada a través de la historia es la de los envolvimientos de algas. Antiguamente se trataba solo de la aplicación del alga, recién cortada en el mar y mojada, sobre el cuerpo. Se mantenía horas. Hoy, disponemos de un amplio abanico de posibilidades que nos resultan menos incómodas e incluso más relajantes. El barro o la mezcla con la que se hace un envolvimiento de algas consiste en agua caliente mezclada con algas deshidratadas y micro estrelladas, esto es, en polvo. Las más usadas son: fucus, laminarias y lithothammes, todas ellas suelen recolectarse en el océano Atlántico. Sus beneficios se verán en seguida, por ejemplo después de la ducha ya se observa una piel más tersa y firme. Es un tratamiento muy recomendado para potenciar una dieta adelgazante y para conseguir una buena forma física. Hay muchas otras maneras de usar las algas y otros recursos del mar para la salud de su piel: jabón de algas, sales de baño con esencias de algas, baño de algas, geles de baño de alga roja, exfoliaciones con esponja de mar o con arena, cremas faciales con extracto de caviar, masajes para piernas ligeras de Palmaria...
Fuente:
Saforguia.com
5 de Agosto de 2008
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