El estrés laboral es un mal que actualmente afecta al 20% de los mexicanos, según datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
A pesar de la cifra, actualmente son pocos los trabajadores que conocen este mal y menos aún quienes saben cómo manejarlo.
“El estrés laboral se manifiesta dependiendo del tipo de trabajo que cada persona haga, y también según la manera en que el individuo sea capaz o no de afrontarlo”, dice en entrevista la directora de la división de estudios del Estrés Post-Traumático de Mount Sinai School of Medicine, Rachel Yehuda.
“Existen personas que prefieren trabajar bajo presión y con fechas límite, ya que son más productivas de esta manera. Otras en cambio, no soportan tanto peso sobre los hombros”, dice la psiquiatra.
La intensidad de los síntomas como dolor de cabeza, hiperventilación, ausencia del trabajo, baja en la productividad, cansancio extremo y aumento en el consumo del tabaco y alcohol, dependen del grado de estrés de cada persona.
Combátelo desde tu oficina
Aunque para el paciente éste parece un problema sin solución, la clave está precisamente en quien lo padece: “Es necesario enseñarle al cuerpo que quien manda es la mente. Y quien controla la mente es uno mismo”, dice Yehuda.
Decirlo suena fácil, hacerlo tampoco requiere de un trabajo extremo.
A continuación, te damos los consejos que Rachel Yehuda da a los lectores de CNNExpansión.com para combatir el estrés laboral:
Respira profundo: si sientes que estás a punto de entrar en pánico o el estrés es muy intenso, respira profundamente y cierra los ojos. “Debes repetir las respiraciones cinco veces con los ojos cerrados, es increíblemente relajante. Puede parecer tonto, o quizá te de pena hacerlo frente a tus compañeros, pero cuando compruebes los resultados, incluso los animarás a imitarte”, dice la directiva de Mount Sinai School of Medicine.
Jerarquiza: otro gran causante de estrés es que los empleados generalmente tienen ‘mil cosas que hacer’, y todas ellas son igual de importantes. La doctora Yehuda aconseja establecer siempre prioridades: “Si crees que todo tiene la misma importancia, ¡estás en problemas! Siempre hay cosas más urgentes y que dan resultados a largo plazo, empieza por éstas. Si crees que ya no eres capaz, tranquilízate y piensa que sólo es trabajo. Puede sonar rudo, pero al final del día es más importante conservar la salud que un empleo”.
No eres superman: es común que debido a las pesadas cargas de trabajo los trabajadores empiecen a prescindir de sus tiempos libres, e incluso de su hora de comida. En algunos casos extienden la jornada laboral hasta dos horas diarias para cumplir sus compromisos. “Esto es lo peor que puede hacerse, no es saludable, nadie es superman. Siempre que pienses que no puedes ir a comer, date 10 minutos para hacerlo, tal vez no sean suficientes, pero es el mismo tiempo que perderás revisando mails o contestando el teléfono. Analiza las prioridades nuevamente”.
Crea un esquema de trabajo: si lo que quieres es aprovechar el tiempo al máximo, determina cuáles son tus distractores y elimínalos. “Existen empleos en los que es imposible no atender el teléfono o responder mails, pero otros sí permiten esta posibilidad. Ponte una hora específica para escribir correos electrónicos, y designa una hora del día en la que no contestarás ninguna llamada. Tal vez creas que es poco funcional, pero con la concentración que ganarás, avanzarás mucho en tus labores”.
Mente sana en cuerpo sano: “Siempre escucho a pacientes quejarse de no tener tiempo para el ejercicio o para llevar una dieta saludable”, dice la psiquiatra. En estos casos, ella revira: “Sí, se quejan mucho del estrés, pero poco hacen por combatirlo. No toman en cuenta que sus hábitos también contribuyen. Así que en lugar de tomar café o refresco, deben beber mucha agua. Además pueden comer alimentos con poca grasa y bajos en carbohidratos, además de bajar de peso, la comida saludable ayuda a disminuir los niveles de estrés. Si el pretexto final es que no hacer ejercicio por falta de tiempo, existen pequeñas rutinas que pueden realizarse en la oficina, como subir o bajar escaleras, estacionarse un poco más lejos para caminar más o incuso hacer flexiones en el escritorio. Con el tiempo, este cambio de hábitos será visible en su físico y estado de ánimo”.
Sé consciente: si a pesar de todas estas prácticas y la ayuda de un profesional tus niveles de estrés no bajan, sólo queda un camino: “Realmente hay quienes no pueden lidiar con situaciones demasiado tensas, así que lo más sano en esos casos es evaluar y ver si el trabajo es el culpable. Si es así, lo mejor es optar por un cambio de trabajo. Si eres sumamente nervios, sería un gran error ser publirrelacionista. Siempre hay que poner en primera instancia la salud”, finaliza Yehuda.
Fuente:
Termómetro
25 de Agosto de 2008
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