lunes, 11 de agosto de 2008

Ante regreso escolar, se debe cuidar la alimentación de los niños



Manuel Iván Moscoso Rincón, subdelegado Médico del ISSSTE, señaló que la alimentación de los pequeños en etapa escolar, especialmente entre los 6 y 12 años de edad, resulta fundamental en su rendimiento y aprendizaje.


Dom, 10/08/2008 - 16:28
Durango.- La alimentación de los pequeños en etapa escolar, especialmente entre los 6 a 12 años de edad, resulta fundamental en su rendimiento y aprendizaje y ante el regreso a clases, se debe cuidar ese aspecto de manera especial, indicó Manuel Iván Moscoso Rincón, subdelegado Médico del ISSSTE.
En esta fase de su vida, los niños enfrentan múltiples experiencias fuera de su hogar, que pueden resultar perjudiciales si alteran sus hábitos nutricionales, como es la interrelación con sus propios compañeros y la exposición a la publicidad de sustancias no apropiadas para su desarrollo.
Para ayudar a los padres de estos pequeños, ante el reciente del inicio de clases, nutriólogos del ISSSTE ofrecen orientación sobre la alimentación de los menores, así como para establecer buenos hábitos y reglas generales de conducta al momento de comer, que permitan a los niños lograr un mejor aprendizaje.
Entre los 6 y 12 años de edad, los niños presentan un crecimiento más lento, aunque no se interrumpe. En esta fase se alargan los huesos y los músculos aumentan de tamaño, además de que se expande el volumen de sangre en el cuerpo, crece el tamaño del tubo digestivo y de los órganos.
Es a partir de los 11 años cuando se hacen más evidentes los cambios entre los dos géneros, ya que las niñas presentan mayor estatura y peso y aumenta la cantidad de grasa en su cuerpo, mientras que en los varones se hace más notorio el aumento de masa muscular.
Es en esta etapa cuando los menores también asumen una relativa independencia de sus padres, que los hace más susceptibles de influencias externas como los compañeros y la publicidad.
Estos factores pueden alterar sus hábitos alimenticios, lo que resalta la importancia de que los padres establezcan reglas y costumbres apropiadas que permitan a sus hijos el consumo de los productos adecuados para su desarrollo físico y mental, que se reflejen en un mejor aprovechamiento escolar.
En los niños tiene especial repercusión la actitud y conducta de sus compañeros y hasta hermanos mayores, ya que buscan asumir las mismas aversiones y preferencias de ellos y pueden llevar a los padres a alterar el orden nutricional.
Lo mismo ocurre con los anuncios comerciales, ya que la frecuente exposición de los niños a estos mensajes influye en ellos para comprar sustancias y productos de bajo o nulo contenido de nutrientes, que incluso pueden provocar daños a su salud, advirtió el titular médico del ISSSTE.
Por ello, los padres deben asumir una actitud de orientación permanente y provocar que el consumo de alimentos se realice en un ambiente de cordialidad y afecto; aplicar medidas correctivas de conducta o de premio durante la comida puede provocar en los niños problemas emocionales que persistan hasta su vida adulta, reflejándose en desnutrición y obesidad.
“Cuando se premia el buen comportamiento con comida o se castiga la indisciplina con darle de comer a los niños, ocasiona que éstos relacionen este proceso con su aprobación y autoestima. Estas situaciones pueden dar origen a un patrón consistente en buscar la satisfacción personal en la ingestión de comida”, se explicó.
Para lograr una nutrición adecuada, en cualquier etapa de la vida, pero fundamentalmente en la fase escolar, se debe considerar que los productos que se ingieran cumplirán un papel fundamental en el desarrollo de los menores. Los niños mal alimentados presentan problemas de aprendizaje y de memoria; se ven cansados y son enfermizos, lo que redunda en un deficiente rendimiento.
Se indicó que el desayuno es fundamental en los niños, ya que su ausencia limita su desempeño en la escuela. También es conveniente ofrecerles un refrigerio para que lo consuman durante el lapso entre comidas, el cual deberá prepararse en casa preferentemente, privilegiando los productos frescos, especialmente frutas y verduras de la estación, y evitando el consumo de grasas de origen animal y azúcares refinados (como son los dulces y refrescos).
Para fomentar buenos hábitos nutricionales, se recomienda establecer horarios de comida, promoviendo que toda la familia esté reunida y que se genere un ambiente agradable, sin discusiones; marcar reglas de conducta en la mesa; lavarse las manos antes de comer y después de ir al baño, preparar higiénicamente los alimentos y que los niños participen en su elaboración; las golosinas no deben prohibirse, pero sí controlarse.
Como ejemplo de un menú apropiado para los niños en edad escolar, es recomendable, para el desayuno: un vaso de leche, una torta de frijoles con queso y papaya picada.
Mientras que para la comida: sopa de verdura, pollo frito, ensalada de lechuga con pepino, agua de jamaica y dulce de fruta, y en la cena se les puede dar leche con chocolate, una sincronizada de jamón con queso y una manzana. Se destaca que los padres que mantienen un régimen alimenticio variado y practican buenos hábitos ofrecen a sus hijos ejemplos que perdurarán en su vida adulta.


Fuente:

Milenio.com

11 de Agosto de 2008



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