El enojo y la ira influyen en el desarrollo de dolores, molestias musculares y en la cicatrización de lastimaduras. Entre los jóvenes, el alcohol y la violencia que se propagan en los medios de comunicación influyen negativamente. Las presiones laborales y las discusiones de pareja hacen lo propio en adultos.La impulsividad, el mal carácter, el enojo y la ira son sentimientos o manifestaciones que generan diversas conductas en todos los seres humanos y los impulsan a actuar de determinada manera. Si bien no debemos olvidar que a veces su desarrollo tiene que ver con la edad, el entorno y el consumo de determinadas sustancias, en muchos otros casos se trata de características de personalidad. Además, tanto el enojo como el mal carácter o la ira van de la mano del estrés, un importante factor de riesgo para muchas afecciones de las más frecuentes en la actualidad. Pero además, diversos estudios realizados en el último tiempo indican que los sentimientos negativos y las tensiones que éstos provocan no sólo dañan la salud a largo plazo sino que, por ejemplo, incrementan el riesgo de sufrir lesiones, retrasan el proceso de cicatrización de las lastimaduras o provocan dolores contracturas y dolores musculares. En el primer caso, un grupo de investigadores estadounidenses elaboró un cuestionario al que fueron sometidos 2.500 hombres y mujeres que esperaban ser atendidos por lesiones en guardias de diferentes centros de salud. Mediante la utilización de palabras claves extraídas de guías de comportamiento y basándose en el "State anger", concepto que hace referencia al nivel de enojo que una persona siente en un momento puntual, los científicos demostraron que en el 18 por ciento de los casos las lesiones habían sido sufridas como consecuencia de un enojo; mientras que el 13 por ciento de los entrevistados admitieron ser "personas hostiles y de carácter irritable".Por otro lado, en cuanto a la curación de las heridas, profesionales de la Universidad Estatal de Ohio, también en Estados Unidos confirmaron que como consecuencia del incremento en la producción de cortisol, una hormona que disminuye la actividad de los glóbulos blancos y la producción de colágeno, ambas sustancias vitales para el proceso de cicatrización, quienes son incapaces de controlar sus emociones y se irritan fácilmente son más propensos a tener problemas de cicatrización. "El nivel de ira o enojo que presenta una persona tiene que ver con la forma en que lidia con las situaciones de conflicto. Algunas son eventuales, mientras que otras son propias, es decir que dependen de uno. En las eventuales que por lo general se resuelven rápidamente, la clave está en cómo enfrentarlas sin perder la calma, porque si eso no sucede aparecen las conductas impulsivas", señaló a Pro-Salud News la doctora Stella Maris Diamante, jefa de Psiquiatría del Hospital Español. En cuanto a las situaciones conflictivas que dependen de uno, la resolución podría estar facilitada por el tiempo del que se dispone para pensar y elegir el mejor camino. Igualmente, tanto para un caso como para el otro, los especialistas postulan que a veces lo mejor es tomar distancia de la situación negativa o conflictiva para de esa forma meditar las cosas con mayor frialdad. Factores influyentesMientras en los principales clubes de rugby de discute la posibilidad de limitar el consumo de alcohol entre los planteles para terminar con la violencia que suele desatarse entre los jóvenes los fines de semana y que en los últimos tiempos se ha cobrado muchas víctimas, investigaciones realizadas en numerosos países del mundo ponen la lupa -también- sobre los mensajes violentos que se transmiten por televisión, vía web y desde los jueguitos de computadora. Pero los jóvenes no son los únicos protagonistas de hechos provocados por la ira o el enojo, pues los adultos no se quedan atrás. Entre ellos, los factores que más influyen son las presiones laborales, las responsabilidades familiares y económicas y las discusiones de pareja. En cuanto a la diferencia de sexos, tanto en la adolescencia como en la adultez, los hombres parecen llevar la delantera. Aunque vale aclarar que no hace falta cumplir con todos los requisitos de la definición clásica de "neurótico" o "neurótica" para actuar impulsivamente y provocar una situación violenta para los demás o uno mismo, sino que incluso las personas "normales" atraviesan frecuentemente situaciones que los ponen al límite de sus posibilidades. "Siempre tiene que ver con cada uno: hay personas que se toman las cosas con más calma, pero también hay gente que inclusive siendo sana, tiene problemas para controlar los impulsos. En esos casos, se puede tratar con terapia y medicación para evitar que el dar rienda suelta a esos impulsos pueda provocar situaciones desagradables, principalmente para ellos mismos", concluyó la doctora Diamanti.
Fuente:
Gente BA
26 de Agosto de 2008
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