La epífisis o glándula pineal es una pequeña formación plana y con forma de huevo que descansa en el centro del cerebro. Duerme de día y se despierta de noche y cuando lo hace no para de trabajar: fabrica la famosa melatonina, un poderosísimo antioxidante que no sólo regula los ciclos de sueño y vigilia, también ayuda al suicidio de las células malignas. Pues bien, la melatonina es una de las grandes damnificadas de la telefonía móvil, cuya seguridad ha vuelto a cuestionarse tras anunciar Nicolas Sarkozy que Francia prohibirá el uso del móvil en las escuelas primarias para proteger a los menores del posible daño de las ondas electromagnéticas.
"La falta de melatonina produce insomnio, decaimiento, alteración de los ritmos biológicos, infecciones de repetición, tendencia a sentir dolores y envejecimiento prematuro", anuncia el doctor José Luis Bardasano, catedrático de la Universidad de Alcalá de Henares y presidente de la Fundación Europea de Biolectromagnetismo: "Las ondas electromagnéticas se comportan en nuestro organismo como lo que yo llamo la luz invisible; la glándula pineal interpreta que aún es de día y no genera melatonina. Cuando una persona está sometida continuamente a un campo electromagnético la producción de esta hormona y sus beneficios descienden", concluye. Otras investigaciones internacionales anuncian incremento de la actividad oncogénica, alteración de la actividad cerebral y de la presión sanguínea y aumento del cáncer de cerebro.
Sin embargo, todavía no hay consenso científico sobre los perjuicios que provoca en la salud. Es más, tradicionalmente, tanto la OMS como la Comisión Europea han descartado cualquier tipo de problema. De hecho, son estas recomendaciones de la CE las que están detrás de la ley española. "La normativa española no se basa en la opinión personal de ciertos científicos, sino en la Recomendación del Consejo 1999/519/CE, de 12 de julio de 1999, que establece unos valores máximos, 50 veces por debajo de los que científicamente se han comprobado que son inocuos. Esta es la opinión de la Organización Mundial de la Salud, basada en el consenso científico internacional y adoptada por la UE", señala un portavoz de Redtel, patronal de los operadores de Telefonía Móvil. Desde Redtel también se recuerda que las antenas emiten muy por debajo de los niveles máximos permitidos (http://geoportal.mityc.es/visorCartografico/index.jsp).
"Los efectos de la contaminación electromagnética dependen de la propia genética y de la respuesta del medio ambiente. Hay personas muy sensibles que a nada que les cambien el ritmo ya están alteradas y otras que resisten más. En unas personas las consecuencias se limitan a dolores de cabeza o insomnio, mientras que en otras pueden llegar a generar, por ejemplo, un cáncer», reconoce Bardasano.
Los estudiosos del tema opinan que un uso saludable del móvil pasaría por reducir el tráfico de llamadas y usar la mejor tecnología disponible. "Como el UMTS. Si realmente nos importa nuestra salud y la de nuestros hijos, debemos exigir que se apliquen estas nuevas tecnologías, aunque nos salga un poco más caro", señala el físico valenciano Enrique Navarro. A su juicio, uno de los colectivos más afectados por las ondas electromagnéticas son los niños y los adolescentes ya que se encuentran en fase de crecimiento y su sistema nervioso podría verse afectado. "Se debería impedir que los niños usen teléfonos móviles porque tanto ellos como los jóvenes están en un momento de formación. Por su parte los adultos debieran hacerlo con moderación. En poblaciones en las que hay antenas y hay pocos usuarios los niveles de radiación son bajos". Navarro recuerda que los efectos nocivos del móvil se acentúan en espacios cerrados porque la potencia que necesitan para funcionar es superior.
Fuente:
Cinco Dias.com
08/06/09
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