Comer es más que un placer. Cada vez hay más evidencias científicas de que una alimentación saludable es clave, no sólo para evitar la diabetes y las enfermedades cardiovasculares, sino también para reducir el riesgo de sufrir cáncer.
En un principio, la alimentación era sólo una cuestión de supervivencia: comer equivalía a conseguir los nutrientes básicos para mantenerse vivo. Con el desarrollo de la agricultura y la ganadería y con la diversificación de la oferta de alimentos, el hombre empezó a elegir: puedo comer lo que más me gusta. Así ha sido durante siglos, pero en los últimos años, se ha impuesto una nueva necesidad: elijo aquello que favorece mi salud. Para satisfacer esta demanda, han llegado al mercado los alimentos light, con alto contenido en fibra, vitaminados, ecológicos, funcionales, probióticos etcétera.Esta tendencia podría asociarse a un nuevo consumismo saludable de Occidente, pero lo cierto es que las autoridades sanitarias han dado desde hace tiempo la voz de alarma sobre los crecientes niveles de sobrepeso y obesidad y sobre sus efectos: tasas disparadas de diabetes y de dolencias cardiovasculares.Ahora, cada vez hay más evidencias científicas de que estos malos hábitos alimenticios, sumados al sedentarismo, son claves en el riesgo de sufrir cáncer.Michael Gibney, director del Instituto de Alimentación y Salud de la Universidad de Dublín, explica que "demostrar una relación causa y efecto entre alimentación y cáncer es muy complicado, ya que no hay biomarcadores claros, como lo pueden ser el nivel de colesterol o la tensión sanguínea para las enfermedades coronarias". Sin embargo, Gibney, que participó esta semana en el encuentro Nutrición y cáncer, organizado por Nestlé en Lausanne (Suiza), asegura que "los estudios observacionales cada vez son más claros a la hora de relacionar la alimentación con la aparición de tumores. Deberíamos añadir la dieta al consumo de tabaco y a la radiación solar como factores clave en el cáncer".Estas evidencias, que aseguran, por ejemplo, que el 75% de los cánceres de estómago y colorrectales podría prevenirse con una buena alimentación, fueron reforzadas ayer por el último informe del Fondo Mundial para la Investigación del Cáncer (WCRF, en sus siglas en inglés).7.000 estudiosLa investigación ha rastreado los cerca de medio millón de estudios que se han realizado desde 1960 sobre la influencia de la nutrición y los hábitos de vida en el cáncer, de los que se seleccionaron 7.000 para elaborar las conclusiones. El panel de expertos del estudio, en el que han participado Unicef y la Organización Mundial para la Salud, asegura que la evidencia científica de la relación entre la obesidad –lógicamente relacionado con una nutrición poco saludable– y el cáncer es más fuerte que nunca. En el anterior informe elaborado por esta organización, en 1997, sólo había un tipo de cáncer en el que había indicios "convincentes" de tener como causa la obesidad; ahora, se relaciona con seis cánceres. La principal recomendación de Michael Marmot, presidente del panel, es que "la gente pierda el máximo peso posible dentro de los márgenes saludables, y que evite ganar peso a medida que cumpla años. El hecho es que ganar kilos incrementa el riesgo de padecer cáncer, incluso aunque se esté en los márgenes de peso correctos". El estudio habla de la necesidad de un "cambio cultural y social" en la lucha contra el sobrepeso, que ya se está produciendo como respuesta a los niveles crecientes de diabetes y enfermedades cardiovasculares y que debe reforzarse para la prevención del cáncer.No en vano, en la actualidad se detectan once millones de casos de cáncer al año y se espera que en 2020 esa cifra crezca hasta los 16 millones, con diez millones de fallecimientos anuales. Para evitarlo, el primer esfuerzo habrá que hacerlo con el carro de la compra. Recomendaciones del Fondo Mundial para la Investigación del Cáncer1) Controlar el peso Lo ideal es reducir el Índice de Masa Corporal a los niveles mínimos del margen saludable, que se sitúa entre 18,5 y 24,9. Por ejemplo, el exceso de grasa provoca desequilibros hormonales que pueden afectar al riesgo de cáncer. 2) Actividad física Se recomienda una actividad física diaria mínima de entre 30 y 60 minutos.
3) Limitar el consumo de alimentos muy energéticos y bebidas azucaradas Para evitar el aumento de peso, la mejor opción es siempre el agua y los tés y cafés no azucarados. Los zumos naturales son beneficiosos, pero no más de uno al día.4) Basar las comidas en alimentos de origen vegetal Se recomiendan cinco raciones diarias de vegetales o frutas con poco contenido de hidratos de carbono. Los alimentos con fibra también reducen el riesgo de cáncer.5) Limitar la carne roja y la procesada La ingesta no debe sobrepasar los 500 gramos semanaless. Tanto la carne roja como la procesada (bacon, jamón cocido, embutidos) aumenta el riesgo de cáncer colorrectal.6) Limitar las bebidas alcohólicas Algunas teorías aseguran que el alcohol puede dañar directamente el ADN, lo que aumenta el riesgo de cáncer. En todo caso, se recomienda limitar la ingesta a dos vasos diarios (cerveza o vino) o 25 mililitros de bebidas espirituosas.7) Limitar el consumo de sal La ingesta de sal, que incrementa el riesgo de cáncer de estómago y de la tensión arterial, debería reducirse a 6 gramos (o 2,4 de sodio) diarios.8) No utilizar suplementos dietéticos Una nutrición equilibrada se debe obtener por la diversidad de alimentos, no por el uso de suplementos dietéticos. El exceso de algunos de ellos, como la vitamina E, puede aumentar el riesgo de cáncer.9) Lactancia Por primera vez, se encuentra una evidencia entre la lactancia y la reducción del riesgo para la madre de desarrollar cáncer de mama y de ovario.
En un principio, la alimentación era sólo una cuestión de supervivencia: comer equivalía a conseguir los nutrientes básicos para mantenerse vivo. Con el desarrollo de la agricultura y la ganadería y con la diversificación de la oferta de alimentos, el hombre empezó a elegir: puedo comer lo que más me gusta. Así ha sido durante siglos, pero en los últimos años, se ha impuesto una nueva necesidad: elijo aquello que favorece mi salud. Para satisfacer esta demanda, han llegado al mercado los alimentos light, con alto contenido en fibra, vitaminados, ecológicos, funcionales, probióticos etcétera.Esta tendencia podría asociarse a un nuevo consumismo saludable de Occidente, pero lo cierto es que las autoridades sanitarias han dado desde hace tiempo la voz de alarma sobre los crecientes niveles de sobrepeso y obesidad y sobre sus efectos: tasas disparadas de diabetes y de dolencias cardiovasculares.Ahora, cada vez hay más evidencias científicas de que estos malos hábitos alimenticios, sumados al sedentarismo, son claves en el riesgo de sufrir cáncer.Michael Gibney, director del Instituto de Alimentación y Salud de la Universidad de Dublín, explica que "demostrar una relación causa y efecto entre alimentación y cáncer es muy complicado, ya que no hay biomarcadores claros, como lo pueden ser el nivel de colesterol o la tensión sanguínea para las enfermedades coronarias". Sin embargo, Gibney, que participó esta semana en el encuentro Nutrición y cáncer, organizado por Nestlé en Lausanne (Suiza), asegura que "los estudios observacionales cada vez son más claros a la hora de relacionar la alimentación con la aparición de tumores. Deberíamos añadir la dieta al consumo de tabaco y a la radiación solar como factores clave en el cáncer".Estas evidencias, que aseguran, por ejemplo, que el 75% de los cánceres de estómago y colorrectales podría prevenirse con una buena alimentación, fueron reforzadas ayer por el último informe del Fondo Mundial para la Investigación del Cáncer (WCRF, en sus siglas en inglés).7.000 estudiosLa investigación ha rastreado los cerca de medio millón de estudios que se han realizado desde 1960 sobre la influencia de la nutrición y los hábitos de vida en el cáncer, de los que se seleccionaron 7.000 para elaborar las conclusiones. El panel de expertos del estudio, en el que han participado Unicef y la Organización Mundial para la Salud, asegura que la evidencia científica de la relación entre la obesidad –lógicamente relacionado con una nutrición poco saludable– y el cáncer es más fuerte que nunca. En el anterior informe elaborado por esta organización, en 1997, sólo había un tipo de cáncer en el que había indicios "convincentes" de tener como causa la obesidad; ahora, se relaciona con seis cánceres. La principal recomendación de Michael Marmot, presidente del panel, es que "la gente pierda el máximo peso posible dentro de los márgenes saludables, y que evite ganar peso a medida que cumpla años. El hecho es que ganar kilos incrementa el riesgo de padecer cáncer, incluso aunque se esté en los márgenes de peso correctos". El estudio habla de la necesidad de un "cambio cultural y social" en la lucha contra el sobrepeso, que ya se está produciendo como respuesta a los niveles crecientes de diabetes y enfermedades cardiovasculares y que debe reforzarse para la prevención del cáncer.No en vano, en la actualidad se detectan once millones de casos de cáncer al año y se espera que en 2020 esa cifra crezca hasta los 16 millones, con diez millones de fallecimientos anuales. Para evitarlo, el primer esfuerzo habrá que hacerlo con el carro de la compra. Recomendaciones del Fondo Mundial para la Investigación del Cáncer1) Controlar el peso Lo ideal es reducir el Índice de Masa Corporal a los niveles mínimos del margen saludable, que se sitúa entre 18,5 y 24,9. Por ejemplo, el exceso de grasa provoca desequilibros hormonales que pueden afectar al riesgo de cáncer. 2) Actividad física Se recomienda una actividad física diaria mínima de entre 30 y 60 minutos.
3) Limitar el consumo de alimentos muy energéticos y bebidas azucaradas Para evitar el aumento de peso, la mejor opción es siempre el agua y los tés y cafés no azucarados. Los zumos naturales son beneficiosos, pero no más de uno al día.4) Basar las comidas en alimentos de origen vegetal Se recomiendan cinco raciones diarias de vegetales o frutas con poco contenido de hidratos de carbono. Los alimentos con fibra también reducen el riesgo de cáncer.5) Limitar la carne roja y la procesada La ingesta no debe sobrepasar los 500 gramos semanaless. Tanto la carne roja como la procesada (bacon, jamón cocido, embutidos) aumenta el riesgo de cáncer colorrectal.6) Limitar las bebidas alcohólicas Algunas teorías aseguran que el alcohol puede dañar directamente el ADN, lo que aumenta el riesgo de cáncer. En todo caso, se recomienda limitar la ingesta a dos vasos diarios (cerveza o vino) o 25 mililitros de bebidas espirituosas.7) Limitar el consumo de sal La ingesta de sal, que incrementa el riesgo de cáncer de estómago y de la tensión arterial, debería reducirse a 6 gramos (o 2,4 de sodio) diarios.8) No utilizar suplementos dietéticos Una nutrición equilibrada se debe obtener por la diversidad de alimentos, no por el uso de suplementos dietéticos. El exceso de algunos de ellos, como la vitamina E, puede aumentar el riesgo de cáncer.9) Lactancia Por primera vez, se encuentra una evidencia entre la lactancia y la reducción del riesgo para la madre de desarrollar cáncer de mama y de ovario.
Fuente:
Expansion.com
1 de Noviembre de 2007
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