miércoles, 15 de julio de 2009

El embarazo pone a prueba a los hombres


Nuestras decisiones reproductivas, ¿Cómo estamos ante el embarazo?Por: Francisco Cervantes IslasCiudad de México.- La actitud que un padre tiene para con su pareja durante el embarazo, repercutirá incluso en la autoestima de sus nietos. El presente artículo aborda críticamente algunos de los procesos y retos por los cuales atravesamos la gran mayoría de hombres que somos o estamos próximos a ser padres. El objetivo es mostrar sólo algunas pistas para que abramos nuestro corazón al bebé que procreamos, así como proponer y advertir que la construcción del deseo de ser realmente padres, es un factor decisivo para el futuro ejercicio de una paternidad afectiva, satisfactoria y más plena. Ser padres es una de las tareas más importantes y difíciles de cumplir para cualquier persona y aún más para los hombres. El embarazo y la llegada de un nuevo bebé, ponen a prueba a los hombres como parejas y padres, es decir como seres que sienten, corresponsales y afectivos. Las actitudes que los hombres mostramos con nuestras parejas antes, durante y después del embarazo, sean de amor, apoyo, lejanía, rechazo o cualquier otra, repercuten en nuestra pareja, e indiscutiblemente en nuestro bebé. Nuestras formas de ser en este período podrán fomentar o inhibir su autoestima y autoaceptación, lo cual será la base emocional con que ellas/ellos crezcan. Si un bebé se vive sintiéndose querido y aceptado por sus padres, incluso y lógicamente podrá tratar y amar, a su tiempo, a sus propios hijos/hijas. Así, el amor o no de los padres, se transmite a sus hijos/as, y ellos a su vez lo que hayan recibido, lo darán a las próximas generaciones, aunque esta dinámica podrá modificándose en la medida en que hay más conciencia de ello. Así, el amor, la aceptación, el cariño, la lejanía, la falta de afecto, un pobre compromiso o poco aprecio, que el hombre tenga durante el embarazo, lo sienten la pareja y el bebé. Un hijo/hija para crecer pleno, necesita sentirse reconocido, querido, respetado y apreciado, por sus padres. Por su parte, los padres hacemos lo mejor que podemos, pero para nuestros hijas/hijos, lo que les damos no siempre es lo que desearían o necesitan. Conocer entonces lo que nuestra pareja, hijas e hijos sienten y viven, nos esclarecerá que tanto como papás influimos y podemos hacer por ellas y ellos. Vayamos por partes, y analicemos qué nos pasa antes, durante y después del nacimiento de nuestro bebé. Antes; nuestras decisiones reproductivas. Gracias a que tenemos, nos gustan y nos apasionan las relaciones sexuales, es que mujeres y hombres tenemos, -además de placer, amor, cercanía-, hijas e hijos. Nuestra vida sexual como varones deviene, muchas veces, en procreaciones y por tanto en paternidad. Así muestro comportamiento sexual es también reproductivo. Veamos algunas de nuestras facetas; cada vez los hombres iniciamos vida sexual a más corta edad, lo que no quiere decir que lo hagamos con plena conciencia y responsabilidad. Cada año hay aproximadamente 400 mil nacimientos en mujeres menores de 25 años. Por otra parte, en este siglo XXI todavía muchos hombres no usan condón o dejan en manos de su pareja las decisiones reproductivas. En una encuesta de 1999 en el estado de Puebla, a uno de cada tres hombres entrevistados, le sorprendió la paternidad. Así que, sea que por acuerdo, falta de previsión, falla del método anticonceptivo, olvido del condón, u otra causa, a muchos hombres les sorprenden -en ambos sentidos, sorpresa y asombran- los embarazos. De cualquier forma en un embarazo el 50% de la nueva vida, la dimos nosotros como hombres. Siendo algunos más o menos responsables de prever o tomar acuerdos, y otros más o menos preocupados sobre si provocamos o no algún embarazo. Como hombres, dejar a la suerte o a la pareja nuestra reproducción, es algo muy delicado que podemos pagar caro. Lo conveniente es que midamos las consecuencias, para evitar el riesgo de traer a un hijo/hija a este mundo sin preverlo, y no saber de él o ella, o privarle o escabullirnos como padres. ¿Cómo estamos frente al embarazo? Lo crucial, en todo caso, para los hombres es también cómo estamos frente al embarazo en el cual hemos coparticipado, ello es importante, al menos en dos sentidos. Por un lado, porque nuestro estado de ánimo reflejará cómo estamos en el fondo de nosotros con esta nueva situación. Muchos no reconocemos que cursamos por un enojo con nosotros mismos, por no prever lo suficiente el propio comportamiento reproductivo, aunque el disgusto frecuentemente se lo echemos a nuestra pareja. Por otra parte, es fundamental porque nuestro estado de ánimo inevitablemente repercutirá en la pareja y en la vida de nuestra hija/hijo. Si sucede un embarazo, finalmente muy seguramente fue una decisión personal, más que un azar de la vida. Una pareja que no se cuida con algún método anticonceptivo, tiene entre un 85 y 95% de probabilidades de embarazarse en 13 meses de vida sexual. Pero no seamos tan severos, en los seis años que llevo de dar las pláticas en el Hospital Vista Alegre, sé que todo futuro papá pasa por un periodo de ajuste y asimilación de su ser papá. Ya lo señalan las investigaciones, lo común es que los hombres que se enteran que serán padres, transitan del gusto, a la angustia, de la negación a la aceptación, del agrado o desagrado, entran en pánico, en fin, lo común es un periodo de confusión y de difícil asimilación. Y cómo no será complicado si su nuevo papel de ser padres, trastocará todo su futuro. Así de fácil y de real, de ahí en adelante su proyecto de vida, si desean asumirse como padres, tendrán que incluir, a sus planes personales, la responsabilidad de criar y cuidar a aquellas hijas o hijos que haya procreado junto con su pareja. Así, que si bien pasar el trago de la noticia, no es fácil, y hay una cierta rebeldía, el no asumirnos o resistirnos a que se somos o seremos papás, durante demasiado tiempo, puede provocar estragos con consecuencias delicadas. Eso por supuesto, no es siempre el caso de quienes asisten a los cursos de preparación al parto, ni de aquellos que se esfuerzan y dan todo lo que son y pueden, para preparar lo mejor posible la venida de sus bebés. Quienes no logran asumirse como padres, no es siempre justo decir que no quieren serlo, quizás no lo puedan hacer porque traen una historia muy pesada, no se han querido preparar o su corazón aún no está abierto, a su pareja, ni a su futuro bebé. Quizás también porque como parejas no han dejado de ser jóvenes. Cuando me refiero a ser jóvenes lo hago desde el lugar en que el autor Bert Hellinger lo hace, cuando señala, que ser pareja joven, es eso precisamente, estar conociendo, en el juego, la diversión, el placer y la experimentación. En cambio, formar y hacer pareja, y luego familia, es tal vez haber decidido quién será nuestra compañera, -que quiere decir con quien comparto el pan-, y yo agregaría la vida, no sabemos por cuánto tiempo, pero por el momento la elegimos con agrado y buen grado de convencimiento, eso creo. En efecto, cuando teniendo una pareja, los hombres no dejamos de ver con interés a otras mujeres, - lo que es muy común- digámoslo eufemísticamente, seguimos siendo jóvenes. En las bodas, por ejemplo, aflora nuestro inconsciente y le decimos al novio "ya te amarraste" e incluso te "fregaste", y habrá mucha razón si la falta de convencimiento en nuestra elección de pareja, se refleja en seguir buscando a alguna mujer "mejor" a la que ya tenemos, esto es más delicado cuando hemos iniciado la procreación de nuestro bebé. Cuando una pareja permanece muchos años, digamos siete o más, hay hijos y el hombre sigue viviéndose, como incómodo e intranquilo, sin sentir "que ella -o él, en el caso de ellas- es mi pareja, compañera o esposa (o)", Bert -y yo me sumo- diríamos que aún está madurándose nuestra aceptación profunda o asentimiento. Quienes no han tenido una plena aceptación de su pareja, es como estar incómodos porque ella es de una manera distinta a la que deseamos, así los enojos son frecuentes, nos molesta cómo es su familia, su persona, su trabajo, es decir, que quizás no ha madurado nuestra elección o el asentimiento total de ella (o él). El asentimiento de nuestra pareja significa que la hemos tomado en nuestro corazón, la respetamos como es, no nos aferramos que sea como queremos o nos gustaría y construimos un profundo aprecio por su persona, aún reconociendo, diferencias, errores, defectos y sus orígenes e historias personales. Cuando en un hombre se da la aceptación profunda o asentimiento por su pareja, no quiere decir que no le critique, que no nos podamos divorciar, o tengamos conflictos y diferencias con ella. Nuestras actitudes sin desearlo, en el fondo, le podrán enviar mensajes como; "todavía estoy buscando a alguien mejor que tú" o ´"tú eres el amor de mi vida".Qué es, sino, una unión o matrimonio por compromiso, sino un "estoy contigo, porque no me queda otra" o "porque no he encontrado a alguien mejor". Tanto en la unión libre como en los matrimonios pueden haber lazos firmes de amor, compromiso y fidelidad, y ser plenamente válido separarse cuando así convenga. El asentimiento es nuestra plena convicción por ella y una condición para fortalecer nuestros lazos. Así que cuando señalo que el embarazo y el bebé ponen a prueba al hombre, y a la pareja, me quiero referir precisamente, al hecho de que en este momento los hombres nos cuestionamos más profundamente sobre el pleno convencimiento o no de que la mujer que hemos elegido como pareja, es precisamente la mujer con quien decidimos hacer vida, tener hijos. Quizás no sabemos si sea por siempre, pero sí, que en este momento de nuestra vida, es ella a quien aceptamos con sus defectos y virtudes, y hemos elegido para ser nuestra pareja. Incluso entre estos cuestionamientos esta la aceptación de los cambios de su cuerpo, carácter, gustos, entre otros. Por su parte, lo que he escuchado de muchas mujeres en los cursos de preparación al parto es que quieren una pareja, en el sentido de jalar lo más parejos y equitativos en todo lo que implique el cuidado, crianza y educación de los hijos e hijas. Visión que una gran mayoría de varones la viven como amenazante, cuando en realidad solamente ellas nos están pidiendo, que seamos más participativos y comprometidos con ahora la nueva familia, e involucrándonos al parejo de lo que ellas lo hagan. Si antes del embarazo nuestros interrogantes sobre la pareja, no habían tocado fondo, ahora con la llegada de nuestro bebé, casi irremediablemente los hombres llegamos a este tipo de preguntas sobre la pareja y nuestra vida futura. Grandes dosis de amor hacia nuestra pareja evitan o hacen más fácil transitar por estos laberintos de los afectos. Así que, va de regalo del bebé para nosotros, el acelerar nuestra madurez como parejas, papás y personas. ¡Estamos embarazados! "Estamos embarazados", es otro lugar, a "ella esta embarazada", estamos es una esfera de amor, poder y convencimiento, es una reconciliación con la vida. Por supuesto sólo para aquellos hombres que están abriendo su corazón y construyen su deseo de ser padres. Si esto te parece cursi o algo por el estilo, está bien, quizás debas esperar a estar en la sala de parto y te inviten a participar en el nacimiento de tu bebé, veas parir a tu compañera y pongan en tus brazos a tu hija o hijo, quizás entonces, sea un mejor momento para entender lo que con palabras no puedo, ni podría explicarte. Quizás, para sentir el "estamos embarazados" sólo tengamos que cerrar los ojos, e imaginarnos el nacimiento de tu bebé, darnos el chance de percibir el momento en que esté pariendo nuestra pareja, y el bebé esté abriendo los ojos, llorando o moviéndose. Idear cómo lo o la abrazaríamos y qué vamos a hacer cuando por primera vez esté en nuestros brazos, entonces cada cual, y a nuestro modo, comprendamos qué es eso de "estamos embarazados". Hay una frase que sintetiza lo que quiero expresar y es "LOS HOMBRES NO PODEMOS HACER QUE UNA HIJA O UN HIJO CREZCA EN NUESTRO VIENTRE, PERO SÍ... EN NUESTROS CORAZONES." Por el momento, hay un remolino de confusiones, miedos y emociones indescriptibles, ante eso, nada, sólo dejarlas sentir, si podemos nombrarlas, decirlas o escribirlas está bien, sino, también está bien, por que es lo que hasta este momento podemos hacer o sentir. Prepararnos es aceptarnos, sentirnos y dejar que poco a poco, vaya entrando lo que tenga que entrar de este momento. Ver cómo crece el vientre de nuestra pareja, cómo cambia su carácter y cuerpo -ahora y después, su estado de ánimo y su susceptibilidad, es algo que nos confunde e incluso podría sacarnos de equilibrio, si no comprendemos por todo por lo que ella también está pasando. Si aún quedan algunas dudas, sobre lo antes señalado, agregaría una como fórmula para preservar la pareja; "en cuestiones de amor, afecto o cariño, habremos que regresar algo más de lo que hayamos recibido, y si son cuestiones de dolor, desamor u ofensas, en todo caso, devolver siempre menos de lo recibido, eso si queremos conservar la relación". Veamos pues cómo, el embarazo, es también una oportunidad para resolver o "hacer muchos borrones y cuentas nuevas", ocasión para iniciar una nueva etapa en nuestra relación de pareja, pensando quizás que lo anterior han sido cuestiones no maduras y por tanto, son actitudes y comportamientos no suficientemente pensados. Cuidamos antes de que nazcaOlvidémonos de que hay recetas y fórmulas únicas, los hombres embarazados tenemos que entrarle con lo que somos, y más vale que preguntemos, nos asesoremos y platiquemos, con quien más confianza tengamos -como dicen en la TV- para resolver los no pocos retos que inevitablemente se nos presentarán. Sólo adelantaría que cuidamos, amamos o descuidamos a nuestro bebé antes de que nazca. No estamos acostumbrados a ser a la vez, amorosos, pacientes y sabios, como para poder atender un dolor de espalda, un antojo, un vómito o cualesquier otra demanda de nuestra pareja. Aceptémoslo, haremos lo mejor que podamos, aunque eso no sea ni lo mejor ni lo que los demás esperen de nosotros. En casos donde no sepamos cómo actuar, acaso una disculpa, una sonrisa o un momento para estar solos y meditar sea lo que se amerite. En todo caso, estemos con nosotros y regresemos con ella y continuemos haciendo lo mejor que podamos: aliarnos a nuestras limitaciones e impotencias, hará que nos peleemos menos con nosotros y con nuestras parejas. Más vale reírnos de nuestras imperfecciones, que no reconocerlas y tomarlas como permanentes dolores de cabeza. A lo que quiero llegar, es que, primero podríamos admitir nuestra parte de confusión e inexperiencia, lo cual puede ayudarnos a adaptarnos a los nuevos cambios, y segundo, que sin una buena disposición para con la pareja y lo que demande el embarazo y el futuro bebé, esta etapa nos será más pesada. Quien piense; que ya no va a comprar coche nuevo, no va a poder terminar tal o cual proyecto, va a gastar más, se va a tener que quedar en casa, se va a desvelar y pensamientos similares, la paternidad de verdad le será más molesta para él y se la cobrará a su pareja e hijo o hija. En cambio, quienes están felices por que serán papás, no verán como renuncias, gastos, ni tan pesadas, ni todo como pérdidas, lo que tengan que dejar de hacer. El estar con su bebé les será lo suficientemente gratificante como para, saber que el tiempo que le dedica es algo muy importante y que su amor hacia él, en mucho compensará todo lo que los padres hacen. Otro reto será el hacer un nuevo equilibrio de todos nuestros proyectos; el de pareja, de vida y este nuevo de ser papá. Ello no será nada fácil, si comprendemos que lo que antes hemos hecho, no podemos dejar de hacerlo del todo y que hay que agregar, de por vida, a nuestras agendas tiempos para nuestras hijas e hijos. La vida sigue, ahora con un bebé y todo lo que ello implicará. Después: La bienvenida a nuestro bebé. Cualquier ser humano, mínimamente requiere una bienvenida y un regazo cálido donde crecer y desarrollarse. Cuando nos referimos a nuestro hijo/hija como "una falla de un método anticonceptivo, el pilón, un accidente" o cualesquier otra expresión que hable consciente o inconscientemente de una paternidad forzosa, pesada o no deseada, es ya un recibimiento poco propicio para que ellas/ellos se sientan amados, deseados, queridos y aceptados. En nuestro corazón damos el primer y más profundo recibimiento como padres. Dejemos atrás las infundadas argumentaciones de que el estado de ánimo, seguridad o carácter del padre no interfieren en los sentimientos de nuestras hijas e hijos. Podemos decir que, "en el corazón de nuestras hijas o hijos, la mitad de su amor le pertenece a papá y la otra a mamá" por tanto, cuando como padres peleamos y nos ofendemos, o bien, nos tratamos con respeto y afecto como parejas, esos mismos sentimientos y reacciones se grabarán en el corazón de nuestros hijos e hijas. A nuestros padres los amamos por ser tales, nos dieron la vida, han sido los mejores padres que han podido ser. De igual manera, nuestros hijos e hijas, se sienten bien cuando los padres se tratan bien, o se entristecen cuando la pareja se ofenden entre sí, ya que son nuestra mamá o papá. Los sentimientos de las hijas/hijos no saben de las razones, por las cuales los padres tenemos conflictos, sólo se sienten mal si alguno de los dos se comporta indignamente con el otro u otra. Así el trato que le damos a nuestra pareja, madres de nuestros hijos/hijas, quedará impreso en sus corazones. Quede entonces claro que los hombres podemos y de hecho tomamos muchas actitudes frente al embarazo de nuestras parejas, lo que no quiere decir, que nuestra actitud sea neutra o pase desapercibida. Todo lo contrario, en tanto pareja, poco imaginamos el impacto tan hondo que tienen nuestros pequeños o grandes detalles, en este nuevo y complicado estado de ánimo por el que transita nuestra pareja, y en el mismo crecimiento de nuestro bebé. Así el mayor reto como papás es saber y poder satisfacer las demandadas de cariño y amor que demanden nuestra pareja, hijas e hijos. Un bebé refleja el cariño recibido o demanda la ausencia y carencia de atención de muchas maneras. Para nosotros será impresionante ver cómo los ambientes emocionales previos y posteriores al nacimiento, impactarán ciertos rasgos de tranquilidad o no, que manifiestan algunos bebés. Estar embarazados esperando una hija o un hijo, no es una situación más en la vida de nosotros como hombres, es un alto en la inercia cotidiana, para redefinir nuestro futuro sobre otras nacientes circunstancias que requerirá la vida de nuestro bebé. El acto de procrear es coparticipar en la generación de una nueva vida, que requerirá, por lo menos tomar muy en serio y reconocer que buena parte de su calidad de vida, dependerá de la actitud y disposición de nosotros como padres. Los hijos e hijas reciben del padre todo su amor y capacidad de afecto, como también toda su dureza o malestar. Al tenerlos tan cerca es imposible no mostrarnos tal cual somos, con lo amorosos, tolerantes o agresivos, o no, que somos. De nuevo, lo que hayamos hecho de nosotros, es con lo que disponemos para ser pareja y/o padres. Dado que nuestras hijas e hijos retoman lo que somos, ellas y ellos, si así lo queremos ver, representarán el mejor y mayor estímulo y motivo para ser mejores cada día. Cada vez que nos superemos como personas, los primeros beneficiarios, además de nosotros mismos, serán nuestra pareja, hijas e hijos. Ser papás es un obsequio de la vida, en tanto lo tomemos como el gran motivo para crecer y repartir lo mejor de nosotros a los seres que más amamos.Que su amor, ternura y profundo deseo de ser padres les acompañen. pacocer@coriac.org,mx


Fuente:

MetroNoticias

15/07/09



No olvides visitar