La definición primaria de exfoliación puede aproximarnos a la noción que se tiene de este método aplicado a la piel. Si se piensa en que exfoliar es dividirse algo en láminas o escamas, se pueden extender sus beneficios a la piel, que es un órgano que, como sabemos, se compone de varias capas. Exfoliar consiste, pues, en eliminar las células muertas de la piel con un producto cosmético o con un tratamiento que incluya la aplicación de algunos componentes químicos, es decir, valerse de una acción física o química para hacer desaparecer estas células muertas y renovar la superficie de la piel, con el objeto de brindarle a ésta un aspecto más suave y luminoso. El método de la exfoliación es un proceso de regeneración celular totalmente natural. Como se sabe, el cuerpo produce células nuevas permanentemente, mientras que las células viejas mueren, es decir, se eliminan naturalmente y quedan depositadas, junto con las impurezas, sobre la capa superficial de la piel. De allí que haya que retirar esas células muertas que, de permanecer sobre la dermis, la marchitan y deslucen. La exfoliación corporal Muchos métodos han sido empleados por las mujeres a lo largo del tiempo para tener una piel más tersa y lozana. Las que alguna vez usaron la piedra pómez recordarán que hace por lo menos treinta años que ésta era utilizada para quitar, mediante la frotación, las capas de piel muerta que se posaban, sobre todo, en áreas como codos, plantas de los pies y otras zonas propensas a guardar impurezas no tan visibles por no hallarse expuestas. Pero los tiempos de la piedra pómez pasaron, y los laboratorios especializados se han empeñado en desarrollar productos corporales más efectivos y confortables para descamar la piel del cuerpo. Las cremas y geles exfoliantes son productos cosméticos que se aplican a la tarea de hacer de la exfoliación un procedimiento cada vez más inocuo y efectivo. El deterioro y el envejecimiento de las células cutáneas en las zonas menos expuestas se manifiestan en alteraciones de la estructura de la piel, fundamentalmente distintas a las que se ven en zonas cutáneas más expuestas como la cara y el cuello. En efecto, la piel del cuerpo sufre un proceso de envejecimiento distinto y, si bien no se arruga fácilmente, sí se vuelve menos elástica, se aja, se relaja, pierde tonicidad y se mancha con el paso del tiempo. Pero no solamente las pieles maduras sufren las consecuencias de que las células muertas se superpongan sobre la dermis como una capa de impurezas. Aun en estas pieles la constante regeneración celular produce descamación y sequedad que se acumula sobre la piel y que es necesario eliminar. Limpieza profunda La exfoliación equivale a una limpieza profunda que se debe hacer con sumo cuidado y asepsia total, pero que una vez cumplida redunda en una piel suave y limpia. Es un tratamiento cosmético que se logra con la aplicación de productos exfoliantes mediante un ligero masaje que a su vez activa la circulación. Su efecto es desintoxicar de manera natural la epidermis, estimular la eliminación de las células muertas y otras impurezas. Quitar esta capa permite que se dé una mejor oxigenación de las células y proporciona una piel suave, lustrosa, casi transparente. Los exfoliantes cosméticos vienen en forma de gel o crema y hacen su trabajo gracias a que contienen diminutos gránulos que, aplicados sobre la piel húmeda, facilitan su limpieza, eliminan las células muertas, liman las rugosidades y revitalizan la piel. Cada vez más, gracias a los componentes naturales que se usan en su fabricación, contienen ingredientes emolientes y suavizantes. Como se ha dicho, los exfoliantes se deben aplicar con cuidado, sin restregarlos sobre la piel y siempre con un suave masaje que, en el caso del cuerpo, cubra el vientre, las caderas, las nalgas, las piernas y los brazos, haciendo énfasis en las zonas más secas y ásperas, mientras que en la cara debe extenderse desde el cuello hacia arriba, de modo que cubran la quijada, las mejillas y la frente. Este masaje es el que permite que la textura de la piel cambie y se suavice, gracias a los principios activos contenidos en los gránulos. ¿Por qué se debe hacer la exfoliación sobre la piel húmeda? Porque la rugosidad de los gránulos se acomoda mucho mejor con la piel húmeda, sin dañarla o ‘rayarla’, y este proceso permite ‘arrastrar’ las impurezas de la piel. Por eso, la mayoría de los exfoliantes están mezclados con sustancias jabonosas con el objeto de que puedan aplicarse bajo la ducha, durante el baño.
Fuente:
Revista Fucsia
22/07/09
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