Las fiestas de fin de año acostumbran modificar los hábitos alimentarios. Por lo general se consumen alimentos más calóricos y con mayor contenido graso. La vida sana y una alimentación saludable no riñen con la alegría de estos días festivos, asegura la licenciada Rosana Abente, nutricionista.
Luego de las fiestas de fin de año, el abandono de dietas específicas, las descompensaciones e intoxicaciones son solo algunas de las consecuencias de las trasgresiones alimentarias, explica la licenciada Abente, quien también señala que en estas fechas es frecuente la sensación de empacho.“La dieta se caracteriza por una excesiva densidad nutricional y una carga calórica elevada, lo que supone una agresión a nuestro sistema digestivo que distorsiona la paz que necesita para funcionar”.MALESTAR GENERALMenciona que las complicaciones se presentan en forma de malestar gástrico, aerofagia, hiperacidez, distensión abdominal, dolor, vómitos y diarreas.“La digestión se vuelve mucho más lenta”, asegura para añadir que, además, la mayoría de los nutrientes necesarios no pueden llegar al organismo de una manera adecuada, lo que produce decaimiento, sensación de fatiga y cansancio.“El tono vital disminuye hasta que se puedan recuperar nuevamente las funciones digestivas y se garantice la correcta nutrición de todos lo tejidos”.RECOMENDACIONESA fin de evitar todo tipo de malestar y trastornos al sistema digestivo, la profesional aconseja realizar, como mínimo, 4 a 5 comidas diarias, masticar despacio, beber abundante líquido y practicar diariamente alguna actividad física. Moderar las cantidades de los alimentos más calóricos y de las bebidas alcohólicas y gasificadas, además de mantener un consumo adecuado de frutas y verduras. “Debemos detenernos un momento a pensar de vez en cuando lo que nuestro cuerpo necesita, que no siempre es lo que recibe. Los buenos hábitos alimentarios ayudan a prevenir enfermedades. Evitemos el consumo de fármacos y las dietas no recomendadas por profesionales”, sugiere.
Luego de las fiestas de fin de año, el abandono de dietas específicas, las descompensaciones e intoxicaciones son solo algunas de las consecuencias de las trasgresiones alimentarias, explica la licenciada Abente, quien también señala que en estas fechas es frecuente la sensación de empacho.“La dieta se caracteriza por una excesiva densidad nutricional y una carga calórica elevada, lo que supone una agresión a nuestro sistema digestivo que distorsiona la paz que necesita para funcionar”.MALESTAR GENERALMenciona que las complicaciones se presentan en forma de malestar gástrico, aerofagia, hiperacidez, distensión abdominal, dolor, vómitos y diarreas.“La digestión se vuelve mucho más lenta”, asegura para añadir que, además, la mayoría de los nutrientes necesarios no pueden llegar al organismo de una manera adecuada, lo que produce decaimiento, sensación de fatiga y cansancio.“El tono vital disminuye hasta que se puedan recuperar nuevamente las funciones digestivas y se garantice la correcta nutrición de todos lo tejidos”.RECOMENDACIONESA fin de evitar todo tipo de malestar y trastornos al sistema digestivo, la profesional aconseja realizar, como mínimo, 4 a 5 comidas diarias, masticar despacio, beber abundante líquido y practicar diariamente alguna actividad física. Moderar las cantidades de los alimentos más calóricos y de las bebidas alcohólicas y gasificadas, además de mantener un consumo adecuado de frutas y verduras. “Debemos detenernos un momento a pensar de vez en cuando lo que nuestro cuerpo necesita, que no siempre es lo que recibe. Los buenos hábitos alimentarios ayudan a prevenir enfermedades. Evitemos el consumo de fármacos y las dietas no recomendadas por profesionales”, sugiere.
Fuente:
ABC Digital
28 de Diciembre de 2007
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