Ninguna dieta debe irrespetar la pirámide nutricional. La clave es la moderación
GIULIANA CHIAPPE
EL UNIVERSAL
La dieta más efectiva es saber comer. Y el mejor ejercicio, ser constante.
Enero suele ser el mes de las dietas y los ejercicios obsesivos. Pero el impulso dura apenas unas semanas, o menos, y los resultados se esfuman. Más que seguir una inflexible tortura nutricional escrita o una rutina deportiva agobiante, la persona debe aprender a alimentarse.
En sus propuestas, dos especialistas rescatan la importancia de la pirámide alimentaria, que incluye todo tipo de alimentos y de la inconveniencia de extrapolar, de la dieta diaria, algún grupo en específico como los carbohidratos que son, precisamente, la base del triángulo nutricional.
Doménico Petrarca, médico especialista en nutrición y trastornos alimentarios (Tlf. (0241) 824.5531/2534) destaca la importancia de hacerle caso al cuerpo, en vez de ceñirlo a regímenes que se oponen al metabolismo natural.
"El mes de diciembre suele ser una excusa para abandonar los esfuerzos hechos durante el año. Al llegar enero, recurren a alguna dieta estricta que los hace dejar de comer lo que les gusta. Lo perjudicial es comer en forma compulsiva. La paranoia de las dietas hace que, a la larga, se engorde más. El problema es que estamos peleados con la comida. Si se lograra la reconciliación, comenzarían los cambios conductuales", expresa.
El metabolismo se altera de dos maneras, según el especialista: alimentándose exageradamente, como puede pasar en esa especie de "vacaciones nutricionales" que suelen ser los meses de diciembre, o sometiéndolo a quemas exageradas de calorías, tanto por dietas muy estrictas que suprimen grupos de alimentos o por largas sesiones de ejercicios que no se mantienen. "El cuerpo debe moverse pero, más que para mantenerse en forma por fuera, para mejorar la salud cardiovascular". Lo recomendable, para quienes no son deportistas, es ejercitarse media hora al día.
Gian Marco Gil, nutricionista deportivo certificado, de la Clínica Vwl Servicios Médicos (Tlf. 951.6714), coincide en la necesidad de consumir todo tipo de alimentos, enfatizando en los bajos en grasas y altos en fibra, sin dejar de lado los lácteos, prefiriendo los descremados. "Lo fundamental es respetar la pirámide nutricional, consumiendo de todo, pero con moderación".
Una buena fuente de fibra -que debería sumar 25 gramos en la dieta de cada día, según el especialista- son los granos, las frutas, los vegetales y las frutas secas como nueces, almendras y maní, no muy saladas. "Los alimentos con fibra mantienen saciadas a las personas durante el día y ayudan a prevenir diferentes enfermedades como diabetes, hipertensión y problemas cardiovasculares".
El buen comer debe estar acompañado, a su juicio, por una rutina de ejercicios acorde con cada persona. "Para quien nunca se ha entrenado, una caminata de media hora, tres veces al día está bien. Y quienes han cumplido con su rutina durante todo el año, pero la abandonaron en diciembre, deben recomenzar con una exigencia 30% menor a la usual".
GIULIANA CHIAPPE
EL UNIVERSAL
La dieta más efectiva es saber comer. Y el mejor ejercicio, ser constante.
Enero suele ser el mes de las dietas y los ejercicios obsesivos. Pero el impulso dura apenas unas semanas, o menos, y los resultados se esfuman. Más que seguir una inflexible tortura nutricional escrita o una rutina deportiva agobiante, la persona debe aprender a alimentarse.
En sus propuestas, dos especialistas rescatan la importancia de la pirámide alimentaria, que incluye todo tipo de alimentos y de la inconveniencia de extrapolar, de la dieta diaria, algún grupo en específico como los carbohidratos que son, precisamente, la base del triángulo nutricional.
Doménico Petrarca, médico especialista en nutrición y trastornos alimentarios (Tlf. (0241) 824.5531/2534) destaca la importancia de hacerle caso al cuerpo, en vez de ceñirlo a regímenes que se oponen al metabolismo natural.
"El mes de diciembre suele ser una excusa para abandonar los esfuerzos hechos durante el año. Al llegar enero, recurren a alguna dieta estricta que los hace dejar de comer lo que les gusta. Lo perjudicial es comer en forma compulsiva. La paranoia de las dietas hace que, a la larga, se engorde más. El problema es que estamos peleados con la comida. Si se lograra la reconciliación, comenzarían los cambios conductuales", expresa.
El metabolismo se altera de dos maneras, según el especialista: alimentándose exageradamente, como puede pasar en esa especie de "vacaciones nutricionales" que suelen ser los meses de diciembre, o sometiéndolo a quemas exageradas de calorías, tanto por dietas muy estrictas que suprimen grupos de alimentos o por largas sesiones de ejercicios que no se mantienen. "El cuerpo debe moverse pero, más que para mantenerse en forma por fuera, para mejorar la salud cardiovascular". Lo recomendable, para quienes no son deportistas, es ejercitarse media hora al día.
Gian Marco Gil, nutricionista deportivo certificado, de la Clínica Vwl Servicios Médicos (Tlf. 951.6714), coincide en la necesidad de consumir todo tipo de alimentos, enfatizando en los bajos en grasas y altos en fibra, sin dejar de lado los lácteos, prefiriendo los descremados. "Lo fundamental es respetar la pirámide nutricional, consumiendo de todo, pero con moderación".
Una buena fuente de fibra -que debería sumar 25 gramos en la dieta de cada día, según el especialista- son los granos, las frutas, los vegetales y las frutas secas como nueces, almendras y maní, no muy saladas. "Los alimentos con fibra mantienen saciadas a las personas durante el día y ayudan a prevenir diferentes enfermedades como diabetes, hipertensión y problemas cardiovasculares".
El buen comer debe estar acompañado, a su juicio, por una rutina de ejercicios acorde con cada persona. "Para quien nunca se ha entrenado, una caminata de media hora, tres veces al día está bien. Y quienes han cumplido con su rutina durante todo el año, pero la abandonaron en diciembre, deben recomenzar con una exigencia 30% menor a la usual".
Fuente:
El Universal.com
10 de Enero de 2008
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