miércoles, 16 de enero de 2008

Come sano, sin pretextos


Muchos estudiantes, especialmente mujeres, evitan algunos alimentos porque engordan y prefieren saltar comidas, sin saber que el hacerlo los llevará a subir de peso. Además, forzan al organismo a trabajar sin ‘combustible’, lo cual provoca malestar y enfermedades
El UniversalMiércoles 16 de enero de 2008En la explanada de la Universidad Iberoamericana, los jóvenes platican con sus amigos mientras esperan la entrada a alguna de sus clases. Unos pocos van a desayunar dentro y fuera de las instalaciones y algunos otros sólo caminan.
Gloria Luce, de 20 años, cursa el cuarto semestre de Administración de Empresas. Su horario es de siete de la mañana a tres de la tarde, un tiempo corrido que ha alterado su alimentación. “Intento comer de manera nutritiva pero a veces tengo tanta hambre o cansancio, que se me antoja la comida chatarra de las máquinas y entonces, temprano, me como unas galletas, una barra o agua. Más tarde, unas papas”.
En la cafetería El Trébol, varias personas seleccionan de la barra un menú variado que vale 45 pesos y se compone de una sopa aguada, pasta seca o arroz, un guisado con guarnición, plato de verdura o fruta, un postre, dos vasos de agua de sabor.
Se trata de una cultura
Lo nutritivo está presente, aunque muchos no lo elijan, como Mariana, de 19 años, quien estudia el cuarto semestre de Diseño Textil y a pesar de que podría ir comer a su casa, se justifica: “El problema es que hay muchas máquinas alrededor y se antoja lo que hay en ellas, así que compro chocolates, galletas, y refrescos entre clases, cuando no tengo nada que hacer”.
Muchos estudiantes, especialmente mujeres, evitan algunos alimentos porque engordan y prefieren saltar comidas, sin saber que el hacerlo los llevará a subir de peso. Además, forzan al organismo a trabajar sin ‘combustible’, lo cual provoca malestar y enfermedades.
Por otra parte, Magdalena Urrutia, licenciada en nutrición de la Universidad Anáhuac del Norte comentó: “Los hábitos de alimentación comienzan desde la familia; si de pequeños no les acostumbraron a comer bien, nunca lo harán”.
También destacó la importancia de mantener una dieta balanceada que incluya todos los grupos de alimentos, sobre todo porque en México nos enfrentamos a dos serios problemas de salud pública: la obesidad y los problemas de la conducta (trastornos) alimentaria.
Por esta misma razón, esta universidad cuenta con horarios que les permitan practicar deportes. Aunque la especialista advierte: “Después de las actividades físicas, las necesidades energéticas crecen, y por este gasto calórico se requiere más comida, pero es un mito creer que, si se hace ejercicio, se puede comer lo que uno quiera en grandes cantidades”.
Atracción chatarra
Casi en cada rincón de la Anáhuac y la Ibero, las máquinas expendedoras esperan a sus clientes.
¿Dentro de toda la chatarra, habrá opciones más recomendables?
Suberza Fernández sostiene que sí: están las galletas integrales, barras con fibra, agua. Sin embargo, señala que no hay que dejarse llevar por la idea de son totalmente saludables, pues es mentira.
“Los alumnos necesitan saber la información de las etiquetas nutrimentales”. Como ejemplos, están las barras de Special K, que tienen muy poca grasa pero mucha azúcar, o las de All-bran, con fibra, pero demasiada grasa.
Ambas nutriólogas coinciden en que esos alimentos tienen elevadas cantidades de grasa, azúcares refinados y sodio que no son para nada recomendables.
Aunque representan una buena opción, las especialistas proponen su consumo muy esporádicamente, en porciones pequeñas, máximo una vez por semana o dos veces al mes.
Magdalena Urrutia expone una fórmula para que los jóvenes tomen conciencia de sus elecciones.
Una alimentación sana requiere hacer cinco comidas al día.
En las principales (desayuno, comida, cena) deben estar los tres grupos de alimentos: cereales, frutas, verduras y productos de origen animal o leguminosas.
En las colaciones (entrecomidas) se recomienda alguna fruta o verdura. “No debemos clasificar a los alimentos en buenos y malos, porque todos aportan diversos componentes esenciales para una buena salud, sólo hay que organizarse y hacer una selección adecuada de cada uno.” concluyeron las dos especialistas.


Fuente:

El Universal

16 de Enero de 2008



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