lunes, 6 de octubre de 2008

Maldito Dolor


Si cada vez que te bajas de los tacos o después de una buena pichanga vienen los calambres, aprende a evitarlos…
Quien no haya sufrido un calambre alguna vez, es realmente un caso único. Se trata de una contracción fuerte, dolorosa e involuntaria de la mayor parte o de todas las fibras de un músculo esquelético.
Aunque muchos, no lo saben, existe una amplia variedad de condiciones asociadas a los calambres musculares. Hay algunos inducidos por ciertas drogas o medicamentos (como salbutamol, alcohol); otros generados por alteraciones hidroelectrolíticas (debido a vómitos y diarrea); así como síntoma de algunas enfermedades neurológicas y la compresión de una raíz nerviosa. Sin embargo, los más frecuentes son producidos por calor y los que ocurren en los deportistas, ocasionados por el ejercicio físico.
“El calambre ordinario es la forma más frecuente de todos y en general ocurre en personas sanas durante el reposo; rara vez luego de un esfuerzo trivial. Son a menudo nocturnos, asimétricos y afectan principalmente a los músculos de la pantorrilla (los gemelos) y los pequeños músculos de la planta pie, Afectan con mayor frecuencia a las personas de edad”, detalla el kinesiólogo Fernando Sánchez, Director de la Escuela de Kinesiología de la Universidad Andrés Bello.
El especialista explica que algunas personas padecen también de calambres musculares diurnos, durante o después de un ejercicio prolongado e intenso, pudiendo afectar cualquier músculo de las extremidades, tronco o cuello. Estos requieren tratamiento médico en base a ciertos medicamentos.
Prevenir
Una o dos horas de trabajo físico continuado pueden precipitar un calambre o presentarse hasta 18 horas después de finalizada la labor, mientras el trabajador descansa o toma una ducha fría. “Este calambre es insoportablemente doloroso, pudiendo repetirse con frecuencia decreciente luego de algunos minutos y hasta por algunos días. La adaptación al ambiente de trabajo disminuye la frecuencia de la enfermedad. La causa es la pérdida de líquido y sal, por lo que la administración oral de suero salino alivia esta clase de calambre”, asegura.
Al respecto y a modo de prevención, los consejos son muy claros: evitar labores físicas muy demandantes, sin una preparación física adecuada. Es fundamental, además, realizar regularmente un programa de ejercicios de flexibilización con estiramiento de los músculos que más vayan a intervenir en determinados trabajos.
“Asimismo, es importante mantener una nutrición adecuada, ya que el objetivo siempre debe ser evitar que la fatiga aparezca en forma prematura, uno de los orígenes de los calambres”, enfatiza


Fuente:

Chile.com

6 de Octubre de 2008



No olvides visitar