Por si queda alguna duda de lo dañino que es el tabaco, el seguimiento de la vida de 1658 hombres que nacieron en Finlandia entre 1919 y 1934 viene a ser como un claro y meridiano espejo de lo mortales que pueden resultar la nicotina y los alquitranes de los cigarrillos.
Arto Strandberg, de la Universidad de Hensilki, empezó a trabajar con estas personas a partir de un completo cuestionario de salud, calidad de vida y nutrición que se les hizo a todos en 1974. Transcurrieron 26 años hasta que, en 2000, el mismo equipo comprobó cuál era la salud de los supervivientes y quienes habían muerto, y cual era su estatus de fumador. Su trabajo consistía en establecer si la relación entre fumar y la posibilidad de morir antes resulta o no significativa desde el punto de vista de la estadística.
El 22,4 por ciento de los encuestados en la década de los setenta habían muerto ?un total de 372 muertes. De ellos, los que no fumaban vivieron de media diez años más que los fumadores empedernidos, que consumían más de veinte cigarrillos al día. Tampoco resultó extraño encontrar que los primerosexhibían las mejores condiciones físicas. O que los que fumaban empeoraban y tenían un envejecimiento más acelerado ?se les echaba diez años más de su edad real? que los que no.
El aspecto más original del estudio, sin embargo, ofrece dos caras, una buena y otra mala. La mala es que aquéllos que fumaban y dejaron de hacerlo durante el periodo que comprende el estudio no mejoraron mucho sus expectativas de mortalidad. "En general, los resultados son bastante preocupantes para aquellos que acostumbraban a fumar más de 20 cigarrillos al día hace 26 años", escribe Strandberg en su estudio, que publica el último número de Archives of Internal Medicine. Del total de aquéllos que lo dejaron en el periodo de estudio ?un 68,9 por ciento? un porcentaje bastante alto murió (el 44,1 por ciento) y los que llegaron a los 73 años lo hicieron en condiciones físicas y de salud muy por debajo de los no fumadores.
¿Y los no fumadores?
La buena noticia viene para los que nunca han fumado. El mensaje es: perfecto, siga usted así para llegar a una senectud favorable. Eso no garantiza una vida libre de enfermedades ?aunque las estadísticas dicen que el 30 por ciento de los cánceres están ocasionados por el tabaco, tampoco hay estadística que le libre a uno automáticamente de un cáncer si no fuma.
Aunque los resultados no son precisamente los más alentadores para los fumadores empedernidos que han logrado dejar el hábito, las conclusiones del estudio animan de todas maneras a dejar el hábito, según Strandberg, o, en el peor de los casos, a fumar cuanto menos mejor. Esta reducción "puede incluso ser beneficiosa ya que la mortalidad y la calidad de la salud muestran una tendencia que depende de la dosis según el número de cigarrillos que se fuma diariamente", según detalla en el estudio.
Arto Strandberg, de la Universidad de Hensilki, empezó a trabajar con estas personas a partir de un completo cuestionario de salud, calidad de vida y nutrición que se les hizo a todos en 1974. Transcurrieron 26 años hasta que, en 2000, el mismo equipo comprobó cuál era la salud de los supervivientes y quienes habían muerto, y cual era su estatus de fumador. Su trabajo consistía en establecer si la relación entre fumar y la posibilidad de morir antes resulta o no significativa desde el punto de vista de la estadística.
El 22,4 por ciento de los encuestados en la década de los setenta habían muerto ?un total de 372 muertes. De ellos, los que no fumaban vivieron de media diez años más que los fumadores empedernidos, que consumían más de veinte cigarrillos al día. Tampoco resultó extraño encontrar que los primerosexhibían las mejores condiciones físicas. O que los que fumaban empeoraban y tenían un envejecimiento más acelerado ?se les echaba diez años más de su edad real? que los que no.
El aspecto más original del estudio, sin embargo, ofrece dos caras, una buena y otra mala. La mala es que aquéllos que fumaban y dejaron de hacerlo durante el periodo que comprende el estudio no mejoraron mucho sus expectativas de mortalidad. "En general, los resultados son bastante preocupantes para aquellos que acostumbraban a fumar más de 20 cigarrillos al día hace 26 años", escribe Strandberg en su estudio, que publica el último número de Archives of Internal Medicine. Del total de aquéllos que lo dejaron en el periodo de estudio ?un 68,9 por ciento? un porcentaje bastante alto murió (el 44,1 por ciento) y los que llegaron a los 73 años lo hicieron en condiciones físicas y de salud muy por debajo de los no fumadores.
¿Y los no fumadores?
La buena noticia viene para los que nunca han fumado. El mensaje es: perfecto, siga usted así para llegar a una senectud favorable. Eso no garantiza una vida libre de enfermedades ?aunque las estadísticas dicen que el 30 por ciento de los cánceres están ocasionados por el tabaco, tampoco hay estadística que le libre a uno automáticamente de un cáncer si no fuma.
Aunque los resultados no son precisamente los más alentadores para los fumadores empedernidos que han logrado dejar el hábito, las conclusiones del estudio animan de todas maneras a dejar el hábito, según Strandberg, o, en el peor de los casos, a fumar cuanto menos mejor. Esta reducción "puede incluso ser beneficiosa ya que la mortalidad y la calidad de la salud muestran una tendencia que depende de la dosis según el número de cigarrillos que se fuma diariamente", según detalla en el estudio.
Fuente:
EcoDiario.es
13 de Octubre de 2008
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