jueves, 21 de febrero de 2008

La ciencia nos pone a dieta para burlar al envejecimiento


La evidencia científica ha vuelto a demostrar que reducir calorías de la dieta ayuda a vivir más y mejor. Un nuevo trabajo revela que disminuir el consumo de azúcares ayuda a prevenir el cáncer y prolonga la vida.
Los países desarrollados están pagando un alto precio por sus excesos en la mesa: cáncer, obesidad y enfermedades cardiovasculares minan la salud de su población y son las principales causas de muerte. Las cifras hablan por sí solas: el 30% de los tumores en los hombres y el 60% en las mujeres están relacionados con la dieta; más del 40% de las muertes son por afecciones cardiovasculares y el mismo porcentaje de personas presenta un exceso de peso. Por si esto fuera poco, comer más de la cuenta acorta la vida.El paliativo para estos problemas es sencillo: comer menos, un mensaje en el que insisten los médicos y que está avalado por los hallazgos de los investigadores. Ahora, un grupo de científicos de Estados Unidos, con el que ha participado el catedrático Plácido Navas, del Centro Andaluz de Biología del Desarrollo, de Sevilla, ha encontrado una nueva pieza del puzle nutrición y cáncer al descubrir cómo una dieta baja en calorías previene la formación de tumores provocados por factores externos. Según el estudio, que se publica hoy en la revista Proceedings, el efecto protector se debe a la activación de un factor de transcripción (Nrf2) que previene el estrés oxidativo.La investigación se enmarca dentro de la búsqueda de una fórmula del envejecimiento saludable. “Lo que interesa a la sociedad es vivir bien hasta los 80 años –edad en la que se sitúa la esperanza de vida actualmente– y, a partir de aquí, morir con el mínimo deterioro”, explica Navas. Con esta premisa, los investigadores comprobaron en animales que una reducción del 40% de las calorías en la dieta alargaba un 30% la vida, además de prevenir las enfermedades asociadas al envejecimiento y el desarrollo de tumores provocados por factores ambientales.Menos dulceEl científico sevillano explica que la disminución de calorías debe ser a base de reducir el contenido de azúcares en la dieta, manteniendo invariables el resto de nutrientes (grasas, proteínas, vitaminas...). “La clave es que así se activa el factor Nrf2 que reduce los efectos que provocan los radicales libres”.Sin embargo, estos hallazgos no tienen una aplicación fácil a las personas, al menos de momento. “Para conseguir ese beneficio hay que mantener esa dieta baja en azúcares durante toda la vida. Un sólo día sin seguir la dieta basta para anular todo el beneficio obtenido. Esto es algo imposible de cumplir”, reconoce el catedrático. En lo que sí confían los autores de la investigación es en que estos hallazgos permitan la búsqueda de pastillas que activen el factor Nrf2 y así prevenir el desarrollo de algunos tumores y prolongar la supervivencia. Plácido Navas recomienda a la gente no esperar a que esté lista la pastilla y que se ponga la ropa de deporte. “Hacer ejercicio físico de forma habitual también activa dicho factor y predispone al organismo a minimizar el impacto del estrés oxidativo”.No obstante, los expertos en nutrición subrayan que hay que incrementar el consumo de alimentos antioxidantes para prevenir algunos tipos de cáncer, especialmente de frutas y verduras. Irene Bretón, del Hospital Gregorio Marañón, subraya que “la población sabe que existe una relación entre alimentación, estilo de vida y cáncer, pero no somos conscientes de la magnitud de esa asociación ni nos proponemos cambios nutricionales”.Alimentación a la medida para evitar enfermedadesLos alimentos no tienen el mismo efecto en todas las personas. Algunos nutrientes tienen la capacidad de modificar nuestro ADN pero cada persona tiene una respuesta individualizada, y estas diferencias son la base de la nutrigenómica, un nuevo aspecto de la nutrición basado en los conocimientos de la biología molecular y de la genética.“La finalidad última de la nutrigenómica es la prevención, detectar las alteraciones antes de que se produzcan, disponer de marcadores tempranos que nos permitan identificar a las personas que están predispuestas a padecer enfermedades, como la hipertensión arterial o la hipercolesterolemia, y diseñarles una dieta concreta para evitar que desarrollen estas patologías”, explica el catedrático Andreu Palou, del panel científico de nutrición de la Autoridad Europea en Seguridad Alimentaria, que insiste en que la nutrigenómica todavía se encuentra en una fase incipiente y que no hay que dejarse engañar por las ofertas a través de Internet de dietas individualizadas.De lo que no hay duda es que la población de los países desarrollados está bombardeada por información alimentaria, y no siempre es capaz de asimilar todos los mensajes. En el fondo, el modo de alimentarnos está condicionado por el estilo de vida occidental, en el que el sedentarismo es un problema crucial. El profesor Jesús Román, de la Sociedad Española de Dietética, insiste en que “no tiene sentido hablar de dieta sin hablar de un ejercicio físico razonable, con el que mejora la calidad de la alimentación”.

Fuente:
Expansion.com
21 de Febrero de 2008
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