Fecha: 18 de julio del 2007 Reportero: Marco Antonio Reyes Fuente: Once Noticias
El avance tecnológico y desarrollo de la medicina ha traído como consecuencia un incremento natural en la expectativa de vida de los mexicanos. Graciela Alonso, médico geriatra del Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (INAPAM), dijo: “en 1940 teníamos una expectativa de vida de 35 años y que está pasando en este momento, pues lo que está pasando es que tenemos ahora una expectativa de vida de 72 años en hombres y 74 años en mujeres”. Datos del INEGI señalan que mientras en 1990 las personas de 65 años no superaban los 3.1 millones, para 2030 representarán el 12% de la población. Este cambio demográfico revolucionó también el cuadro de enfermedades que afecta a los adultos mayores, en la actualidad presentan desordenes y padecimientos crónico-degenerativos diferentes a los de los años 50. “Son pacientes ya no con una sola patología sino con muchas patologías y estamos empleando muchos medicamentos a veces más de 3, porque si no es para la artritis, es la diabetes o la hipertensión o el corazón”, indicó Adriana Pérez Larios, geriatra del Sector Salud. Los padecimientos del anciano mexicano van desde los más sencillos como: la falta de visión o audición o dolores articulares, hasta trastornos más agudos, caros y difíciles de tratar. “Pero me molesta un poco ya los movimientos de mis articulaciones, pero ya es una cosa degenerativa en el ser humano de esta edad”, expresó Virginia Jácome, de 70 años. Otras de las enfermedades que afectan a los adultos mayores son: diabetes, ulceras gástricas, alteraciones renales, dolencias físicas musculares y enfermedades cardiacas. Además de los padecimientos corporales, las personas en edad avanzada pueden transitar por afectaciones de orden mental; ya sea por alteraciones bioquímicas en el cerebro o psicológicas, en muchos de los casos el deterioro de las células cerebrales y sistema nervioso traen enfermedades como el Alzheimer u otras como confusión crónica, demencia, depresión, pérdida de la memoria, apatía crónica o pérdida de los sentidos. La madre, Estefana Martínez Vázquez, integrante de la Congregación de los Ancianitos Desamparados, asegura que con 45 años de su vida dedicada al cuidado de las personas mayores le ha tocado ver y ayudar a mitigar, en lo posible, el sufrimiento que trae para un anciano la pérdida gradual de sentidos como el tacto, el gusto el olfato. “Se ponen de malas, dicen: esta comida no está buena o le falta sal”, comentó Estefana Martínez Vázquez Frente a este panorama se han modificado los modelos de atención clínica y hospitalaria, no sólo con nuevos programas médicos sino buscando mayor integración de los ancianos a la vida productiva. “Lo primero es la familia, o sea al pertenecer a una familia el sentir que tiene tu familia y que quieren y súper importante ser incluido dentro de una sociedad que no ha sido influyente”, señaló Graciela Alonso. “A mí me gusta mucho el jardín y las flores y las plantas y a eso me dedico más que nada ayudo poco en el comedor, porque eso me satisface a mí, porque me siento útil, me siento llena”, destacó Isabel Martínez, de 76 años. El problema no es menor, se estima que hoy para atender una población de 8.5 millones de adultos mayores, sólo existen 350 médicos geriatras.
Fuente:
Once Noticias
18 de Julio de 2007
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