miércoles, 5 de marzo de 2008

Saltarse el desayuno engorda


Quienes se saltan la primera comida del día tienen 5 puntos más de índice de masa corporal


Maite Gutiérrez 05/03/2008 Actualizada a las 03:31h
Si algún adolescente cree que saltarse el desayuno le ayudará a perder peso - esto también va para los adultos-, está totalmente equivocado. Dejarse la primera comida del día aumenta la posibilidad de padecer obesidad y otras enfermedades asociadas - colesterol, tensión arterial alta y diabetes-. El último toque de atención lo da un estudio de la división de Epidemiología y Salud Comunitaria de la Universidad de Minnesota, en Estados Unidos, publicado en la edición de marzo de la revista Pediatrics.Durante cinco años se analizó la relación entre el hábito de desayunar, la preocupación por engordar y el estado de salud de 2.216 norteamericanos de entre 14 y 19 años y se observó que los que no almuerzan tienen de media un índice de masa corporal cinco puntos superior a los que sí lo hacen.

El desayuno ideal
Fruta, cereales y lácteos son los tres pilares básicos del desayuno saludable. Los alimentos a base de leche aportan proteínas, azúcar y una pequeña cantidad de grasas, así como calcio, que favorece la mineralización ósea. Los cereales - ya sean en pan o en copos- son convenientes por los carbohidratos complejos que contienen. Carbohidratos simples como los azúcares de mermeladas y chocolates son aceptables si no se abusa de ellos. La fruta tiene vitaminas, antioxidantes, líquidos y fibra. En el caso de los zumos, se pierde la fibra, pero se puede compensar tomando hortalizas u otras frutas durante el resto del día. Tampoco son desaconsejables, si se toman con moderación, alimentos como embutido o queso.
En España, un 8,2% de la población de 2 a 24 años no desayuna todos los días y un 32% toma raciones escasas, indica el informe Alimentación, consumo y salud,presentado la semana pasada por la Obra Social de la Fundació La Caixa. El grupo de edad de los adolescentes preocupa en especial a los expertos porque coinciden varios factores de riesgo. Por un lado, el control de los padres sobre lo que comen sus hijos se relaja, y por otro el joven aún está en edad de crecimiento, pero se preocupa por su físico y aparecen los primeros intentos de hacer dieta. Aparcar el almuerzo es uno de los métodos utilizados para mantener la línea. Y un método erróneo. "Los efectos de saltarse el desayuno son adversos", advierte Lluís Serra, presidente de la fundación Dieta Mediterránea y director del centro de investigación en nutrición comunitaria del Parc Científic de Barcelona. De hecho, los niños y jóvenes que no desayunan presentan una tasa de obesidad del 24%, que baja hasta el 7,5% en el caso de los que sí lo hacen de forma equilibrada. Serra explica que, al ayunar y no saciar el hambre, niños y adultos tienden a picar y a comer en más cantidad a mediodía. Al final se acaban ingiriendo demasiadas calorías, lo que provoca un aumento de peso. El organismo cuenta además con un mecanismo de defensa ante situaciones de ayuno prolongado. "Cuando se ingieren menos alimentos de los que el cuerpo necesita el metabolismo va más lento. Es como si un coche tuviera poca gasolina y, para compensarlo, en lugar de ir a 100 por hora fuese a 60", indica Serra. Si saltarse el almuerzo se convierte en algo habitual se activan dos hormonas, llamadas leptina y grelina, que crean una situación de ahorro energético en el cuerpo. "Esta situación se mantiene aunque luego se coma, así que, al gastar menos energía, se puede tender a engordar", añade este experto. Aun así, la mayoría de los jóvenes desconoce los efectos del ayuno. El estudio de Pediatrics señala que casi la totalidad de los adolescentes que se saltan el almuerzo lo hace para controlar su peso. Esta costumbre aumenta a medida que el joven crece. En 1999, cuando se inició la investigación, sólo el 27,2% de las chicas participantes y el 37,9% de los chicos afirmaba desayunar cada día. Tras cinco años el porcentaje de los que mantenían la costumbre de comer cada mañana se redujo al 21% en ambos sexos. Los que seguían una alimentación correcta y respetaban todas las comidas eran también los que llevaban una vida más sana: hacían más deporte y consumían menos alcohol y tabaco. "El hábito de desayunar es un indicador importante de un estilo de vida saludable en la juventud", escriben los autores del artículo. Los kilos de más son la parte más visible de una mala alimentación, pero le acompañan también carencias nutricionales y de rendimiento importantes. La profesora de nutrición de la Universidad Ramon Llull Marta Anguera acaba de realizar un estudio multidisciplinar con otros especialistas en salud infantil sobre cómo deben alimentarse los niños y jóvenes y reivindica la importancia del almuerzo. En el caso de los niños, el almuerzo llega después de un largo periodo de ayuno. Eso, sumado a las pocas reservas de glucosa que suelen tener los más pequeños, hace que la comida de la mañana sea "vital para rendir durante el día", dice Anguera. Si los niveles de glucosa no son óptimos, el cerebro no funciona tan bien. Pueden producirse entonces problemas de concentración y una mayor irritabilidad. Tomar algo rápido a primera hora y almorzar a media mañana tampoco es una buena solución, afirma Anguera: "Se desaprovechan las primeras horas de clase por falta de alimento". El peso del desayuno debe estar concentrado en casa, antes de ir al colegio, y esto requiere un esfuerzo tanto de los padres como de los hijos: "Muchos niños no almuerzan porque se van a dormir tarde y se levantan con el tiempo justo de vestirse y marcharse a clase, vale la pena ir más tranquilo y dedicar diez o quince minutos al desayuno, y si es en familia mucho mejor". Para los jóvenes, la importancia es la misma. "En su caso se debe seguir el hábito de desayunar, pero más cantidad", explica esta experta. Durante la adolescencia se produce el último gran periodo de crecimiento, así que la aportación de calcio, proteínas, vitaminas e hidratos de carbono es crucial.
Un estudio aconseja cuatro comidas al día para los niños
El fraccionamiento de las comidas en varias raciones a lo largo del día es un tema controvertido. Algunos autores argumentan que la variedad de productos para picar, de alto contenido energético, aconseja reducir las comidas a desayuno comida y cena. Sin embargo, los resultados del Estudio EnKid, recogidos en el informe Alimentación, consumo y salud, indican una menor prevalencia de obesidad entre los niños que toman cuatro comidas al día.


Fuente:

Lavanguardia.es

5 de Marzo de 2008



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