Esa es la conclusión a la que llegaron un grupo de científicos que luego de analizar a 10 parejas con una relación estable descubrieron varios efectos negativos que vienen de compartir la cama. SANTIAGO, noviembre 17.- Cuando nos casamos o comenzamos a convivir con nuestra pareja, de inmediato le decimos adiós a nuestra cama de soltera para darle la bienvenida a la cama de dos plazas, aquella que compartiremos con el hombre que amamos.
Si bien esto es una tradición muy arraigada en nuestra sociedad, les contamos que no es para nada saludable. Bueno así por lo menos lo concluyeron algunos científicos que estudiaron de manera detenida los efectos secundarios en la estructura del sueño y los ritmos cardíacos cuando una persona duerme acompañada.
Para ello, seleccionaron a 10 parejas, heterosexuales, con buena salud y que mantenía una relación estable. Los resultados son, preocupantes.
Diez días y diez noches
Se pidió a los participantes que durmiesen diez noches juntos y diez noches separados durante el transcurso del estudio. Un nutrido grupo de especialistas en el sueño monitorizaron el proceso, mediante sofisticadas técnicas y diarios del sueño escritos por los participantes, con sus impresiones y estado emocional.
Efectos negativos en la mujer
Compartir la cama con su pareja tuvo efectos negativos en mujeres, tal y como muestran los resultados del estudio. Al contrario que los hombres, que no presentaron ningún síntoma principal de molestia durante el sueño. El estudio revela que el 65 por ciento de las mujeres sufrió trastornos del sueño, ante el 20 por ciento de hombres afectados.
El contacto sexual
El contacto sexual equilibraba en parte la percepción subjetiva negativa en las mujeres, pero no cambió los resultados objetivos. La eficiencia del sueño en el hombre no se vió reducida por la presencia de su pareja, a menos que se produjese contacto sexual.
Sin sincronización
Los análisis de la fragmentación del sueño demostraron, según los expertos, que no hay sincronización de la desviación de los niveles entre los miembros de la pareja durante las distintas noches cuando dormían, ya sea solos o en pareja.
Si bien esto es una tradición muy arraigada en nuestra sociedad, les contamos que no es para nada saludable. Bueno así por lo menos lo concluyeron algunos científicos que estudiaron de manera detenida los efectos secundarios en la estructura del sueño y los ritmos cardíacos cuando una persona duerme acompañada.
Para ello, seleccionaron a 10 parejas, heterosexuales, con buena salud y que mantenía una relación estable. Los resultados son, preocupantes.
Diez días y diez noches
Se pidió a los participantes que durmiesen diez noches juntos y diez noches separados durante el transcurso del estudio. Un nutrido grupo de especialistas en el sueño monitorizaron el proceso, mediante sofisticadas técnicas y diarios del sueño escritos por los participantes, con sus impresiones y estado emocional.
Efectos negativos en la mujer
Compartir la cama con su pareja tuvo efectos negativos en mujeres, tal y como muestran los resultados del estudio. Al contrario que los hombres, que no presentaron ningún síntoma principal de molestia durante el sueño. El estudio revela que el 65 por ciento de las mujeres sufrió trastornos del sueño, ante el 20 por ciento de hombres afectados.
El contacto sexual
El contacto sexual equilibraba en parte la percepción subjetiva negativa en las mujeres, pero no cambió los resultados objetivos. La eficiencia del sueño en el hombre no se vió reducida por la presencia de su pareja, a menos que se produjese contacto sexual.
Sin sincronización
Los análisis de la fragmentación del sueño demostraron, según los expertos, que no hay sincronización de la desviación de los niveles entre los miembros de la pareja durante las distintas noches cuando dormían, ya sea solos o en pareja.
Fuente:
Terra
17 de Noviembre de 2008
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