Los faciales han estado en boga por cientos de años. Si pensamos en las famosas mezclas de leche de cabra y avena que colocaba sobre su rostro la siempre presumida Cleopatra, nos damos cuenta que el afán por poseer un rostro resplandeciente es algo que nunca ha pasado de moda entre las mujeres que [...]
Los faciales han estado en boga por cientos de años. Si pensamos en las famosas mezclas de leche de cabra y avena que colocaba sobre su rostro la siempre presumida Cleopatra, nos damos cuenta que el afán por poseer un rostro resplandeciente es algo que nunca ha pasado de moda entre las mujeres que quieren lucir una piel saludable sin importar su edad.
Sin embargo, en las adolescentes, pese a que el procedimiento es parecido al que se realiza sobre rostros adultos, existen ciertas variantes relacionadas a las condiciones típicas de la edad -como acné, piel grasa- que hacen que los faciales juveniles sean distintos a aquellos aplicados al rostro de una mujer madura en el que por lo general se usan productos con formulaciones más fuertes.
Un ejemplo de esto, es que en un facial diseñado para una jovencita nunca se llevan a cabo masajes debido a que esto no haría otra cosa que estimular las glándulas sebáceas provocando nuevos accesos de acné o la producción de mayor contenido de grasa sobre el rostro.
Todo facial, sin importar la edad, debe comenzar con una exfoliación, la cual tiene como fin eliminar una capa superficial de célula muertas, impurezas y comedones (espinillas) superficiales. Sin embargo, cualquier “peeling” tiene que ser precedido por un análisis serio y metódico de la piel por parte de una esteticista clínica capacitada para determinar el grado de sensibilidad y las necesidades particulares de cada rastro antes de proceder a su aplicación.
En el caso de las chicas jóvenes se puede utilizar para lograr este fin el uso de ácido glicólico en un por ciento bajo y con un PH alto. Así mismo se puede aplicar un “peeling” de encimas naturales a base de frutas, como la papaya, para ayudar a remover esa capa de células muertas que por lo general tiende a opacar la piel reduciendo la luminosidad del rostro tan común en esta edad en la cual la piel luce increíblemente resplandeciente.
Posteriormente y con el propósito de abrir los poros y proporcionar humedad se procede a aplicar vapor, el cual ayuda a que resulte mucho más fácil la eliminación de impurezas por medio de extractores desechables de plástico. Luego se aplica una loción tónica o astringente en una base de extracto de plantas naturales para ayudar a desinfectar y cerrar los poros.
Una mascarilla constituye el próximo paso. Se determina qué tipo de mascarilla es la correcta para atender ciertas condiciones determinadas de la piel. Existen mascarillas para tratar diversas condiciones y formuladas con distintos compuestos como algas, avena, arcilla o azufre. Esta última resulta ideal para sanar la piel en caso de chicas que padecen de acné o extrema sensibilidad.
Concluido el facial, es vital terminar con la aplicación de una loción bloqueadora con al menos SPF 30 con el fin de proteger la piel de los dañinos rayos del sol. Un humectante liviano, sin grasa, será todo lo que necesitará un cutis joven para estar humectado y protegido, ya que una piel juvenil no necesita de pesadas cremas especiales como sus contrapartes más maduras.
Practicar una rutina diaria de belleza diseñada para responder a tus necesidades, acompañada de al menos un facial al mes, será todo lo que necesites para gozar de un cutis saludable y terso para los años por venir. Source: El mundo de la mujer
Los faciales han estado en boga por cientos de años. Si pensamos en las famosas mezclas de leche de cabra y avena que colocaba sobre su rostro la siempre presumida Cleopatra, nos damos cuenta que el afán por poseer un rostro resplandeciente es algo que nunca ha pasado de moda entre las mujeres que quieren lucir una piel saludable sin importar su edad.
Sin embargo, en las adolescentes, pese a que el procedimiento es parecido al que se realiza sobre rostros adultos, existen ciertas variantes relacionadas a las condiciones típicas de la edad -como acné, piel grasa- que hacen que los faciales juveniles sean distintos a aquellos aplicados al rostro de una mujer madura en el que por lo general se usan productos con formulaciones más fuertes.
Un ejemplo de esto, es que en un facial diseñado para una jovencita nunca se llevan a cabo masajes debido a que esto no haría otra cosa que estimular las glándulas sebáceas provocando nuevos accesos de acné o la producción de mayor contenido de grasa sobre el rostro.
Todo facial, sin importar la edad, debe comenzar con una exfoliación, la cual tiene como fin eliminar una capa superficial de célula muertas, impurezas y comedones (espinillas) superficiales. Sin embargo, cualquier “peeling” tiene que ser precedido por un análisis serio y metódico de la piel por parte de una esteticista clínica capacitada para determinar el grado de sensibilidad y las necesidades particulares de cada rastro antes de proceder a su aplicación.
En el caso de las chicas jóvenes se puede utilizar para lograr este fin el uso de ácido glicólico en un por ciento bajo y con un PH alto. Así mismo se puede aplicar un “peeling” de encimas naturales a base de frutas, como la papaya, para ayudar a remover esa capa de células muertas que por lo general tiende a opacar la piel reduciendo la luminosidad del rostro tan común en esta edad en la cual la piel luce increíblemente resplandeciente.
Posteriormente y con el propósito de abrir los poros y proporcionar humedad se procede a aplicar vapor, el cual ayuda a que resulte mucho más fácil la eliminación de impurezas por medio de extractores desechables de plástico. Luego se aplica una loción tónica o astringente en una base de extracto de plantas naturales para ayudar a desinfectar y cerrar los poros.
Una mascarilla constituye el próximo paso. Se determina qué tipo de mascarilla es la correcta para atender ciertas condiciones determinadas de la piel. Existen mascarillas para tratar diversas condiciones y formuladas con distintos compuestos como algas, avena, arcilla o azufre. Esta última resulta ideal para sanar la piel en caso de chicas que padecen de acné o extrema sensibilidad.
Concluido el facial, es vital terminar con la aplicación de una loción bloqueadora con al menos SPF 30 con el fin de proteger la piel de los dañinos rayos del sol. Un humectante liviano, sin grasa, será todo lo que necesitará un cutis joven para estar humectado y protegido, ya que una piel juvenil no necesita de pesadas cremas especiales como sus contrapartes más maduras.
Practicar una rutina diaria de belleza diseñada para responder a tus necesidades, acompañada de al menos un facial al mes, será todo lo que necesites para gozar de un cutis saludable y terso para los años por venir. Source: El mundo de la mujer
Fuente:
Seguí la flecha.com
1 de Septiembre de 2008
No olvides visitar