martes, 9 de septiembre de 2008

Una buena salud en familia


Estar a dieta no es agradable para nadie. Así es que cuando un miembro de la familia decide bajar de peso es común que los demás perciban como un sacrificio acoplarse a nuevos hábitos alimentarios. Sin embargo, esta solidaridad puede recompensar a todos, aseguraran dos licenciadas en nutrición.
"La experiencia que tengo es que cuando alguien en la casa está a dieta, todos se benefician al cambiar a un estilo de vida más saludable", afirma Vilma Calderón, autora del libro Baja de peso, gana salud.
Esto ocurre, explica, porque es común que todos se decidan a cambiar su manera de comer.
¿Lo más usual?: demasiada comida rápida o frita, mucho refresco, poca agua y dulces por doquier. Esto sin mencionar la poca o ninguna actividad física.
Para romper este ciclo la licenciada Carmen Rosario Cabrera recomienda comenzar poco a poco o ser radical siguiendo estos consejos básicos:
- No freir. Si fríen varios días a la semana hay que ir eliminándolo hasta llegar a cero.
- Acostumbrarse, tanto niños como adultos, a salir de la casa con su botella de agua. A veces pasan todo el día tomando jugo y no tomanagua.
- Tener disponibles frutas y vegetales frescos. Si el presupuesto no da, busca congelados, envasados en agua o en su propio jugo. Otra alternativa son las compotas de bebé que no contengan azúcar.
- No compres lo que quieres limitar. Si el niño de la casa tiene diabetes, no lleves paquetes de galletas a casa. De hacerlo, establece claramente sus límites.
- Camina y, si se puede, en familia.
- Toma agua 15 minutos antes y 15 minutos después de comer, y no durante la comida. Esto da sensación de saciedad y permite una mejor digestión.
Para los más pequeños
En cuanto a las meriendas de los niños, elimina o reduce las galletas dulces y bolsitas de salados.
Opta por frutas, queso, cereal seco bajo en azúcar, yogurt, emparedados en pan integral y jugo 100% natural y en cantidades moderadas.
Calderón enfatiza que desde que empiezan a comer, los infantes deben comenzar a consumir frutas, vegetales y verduras y los padres no deben desanimarse si rechazan alguno de éstos alimentos sino continuar ofreciéndolos, de diferentes maneras.
"Los hábitos alimentarios son como todo en la vida, se aprenden. Si esperas hasta los ocho años para darle frutas y vegetales a tus hijos, se te está haciendo un poco tarde", apunta.
Para interesar al niño por los alimentos sanos, Calderón recomienda, antes que todo, que los padres den ejemplo.


Fuente:

El Universal

9 de Septiembre de 2008



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