Distrito Federal— Una de las características del otoño es el cambio de color de las hojas de los árboles, de color verde a un dorado-amarillento, que el viento termina por tirar para que tapicen las calles. La temperatura se vuelve más fría y la noche nos alcanza mucho más temprano. Lo anterior es a nivel ambiental, pero el ser humano puede también sufrir algunos cambios en su ánimo. Con esta estación llega un trastorno conocido como depresión otoñal o Síndrome Afectivo Estacional (SAE), que comienza en la tercera semana de septiembre y puede prolongarse hasta el invierno. ¿Qué es? Expertos de la organización especialista en trastornos mentales, Screening for Mental Health (Investigación para la salud mental) afirman que durante el otoño las personas comienzan a presentar tristeza y apatía diaria, debido a la reducción de horas de luz y la llegada del frío. “La luz solar incide en ciertas actividades del cerebro que tienen que ver con el humor, de manera que al disminuir la iluminación las personas tienden a presentar cambios negativos en sus estados de ánimo; los organismos más sensibles a esta escasez de luz son las mujeres de entre 25 y 50 años de edad”, señalan los estudiosos. Cuando oscurece el cerebro libera melatonina, hormona que participa en la generación del sueño y disminuye el nivel de serotonina, neurotransmisor fundamental para tener buen humor, por lo que al no haber suficiente iluminación natural durante los días otoñales, las personas sentirán somnolencia todo el día y pueden estar irritables. ¿Cómo detectarla? Los síntomas más frecuentes suelen ser la sensación de cansancio, no tener energía para realizar las actividades cotidianas, tristeza inexplicable, alteraciones en el sueño, falta de apetito o desórdenes alimenticios, reducción de la actividad sexual, problemas de concentración, olvido de información importante, fuertes y constantes dolores de cabeza y aislamiento. El proceso Como en todo trastorno mental, existen diferentes etapas de la enfermedad que dependen de cada organismo. Por lo general esta depresión suele ser pasajera y terminará con la llegada de la primavera o antes, pero si los síntomas continúan o se empeora hasta el punto de abandonar las actividades laborales y domésticas, lo mejor será acudir a un sicólogo para que valore el caso y pueda dar una correcta atención al problema. ¿A quiénes afecta más? La zona geográfica influye * Las personas que habitan los países del norte son los más propensos a padecer depresión otoñal debido a que son los que menos luz solar tienen a lo largo del año, por su lejanía con la zona tropical. Nutrición contra la melancolía Depresión, insomnio, falta de ánimo y energía son los síntomas más frecuentes de la llamada depresión otoñal, aunque hay actividades que pueden reducir los síntomas, si no se tiene cuidado con la alimentación se cae en el riesgo de adquirir trastornos alimenticios. Uno de los factores que se convierte en pieza clave es la adecuada alimentación, ya que la comida puede llegar a inyectar energía al organismo y suprimir un poco la apatía. Las consecuencias El trastorno se manifiesta diferente en las personas, en muchas de ellas provoca un exceso de apetito, deseos de consumir alimentos con un alto contenido calórico, si a esto se le suma la tristeza de la patología, podría desembocar en trastornos alimenticios. En cambio, en otros organismos funciona diferente, pues la falta de luz inhibe su apetito y entonces al dejar de comer como lo hacían normalmente, sus niveles de energía bajarán aún más y provocará descompensaciones en el cuerpo u otras enfermedades. Por eso la nutrición durante el Síndrome Afectivo Estacional debe ser equilibrada y sana para inyectar al organismo energía proveniente de los diferentes grupos de alimentos. Saludable y balanceado Los expertos recomiendan el consumo de las vitaminas y los minerales presentes en las frutas, verduras y productos de origen animal; es importante consumir altas dosis de vitamina C, que además de ser esencial en el desarrollo y mantenimiento del organismo será vital para no caer en las típicas gripas causadas por el descenso de la temperatura. El hierro contenido en algunas legumbres, cereales, carnes y verduras también debe incluirse en la dieta otoñal pues fortalecerá el cuerpo. Las proteínas y los hidratos de carbono o carbohidratos tampoco pueden faltar ya que son los mejores carburantes del organismo que darán energía para llevar a cabo cualquier actividad; es importante no abusar de ellos porque podrían causar otros problemas en la salud. Con una buena dieta sin excesos ni privaciones y actitud positiva el otoño dejará de ser la estación nostálgica del año. ¿Cómo combatirla? Opciones para no estar triste en casa y sin ganas de hacer nada * Aprovecha al máximo la luz del día, saliendo a dar paseos, caminatas o simplemente sentir el calor en la piel * Correr todas las mañanas, cuando la luz es más brillante, dotará de energía el cuerpo durante el día * Evitar los lugares obscuros y carentes de ventanas * Realizar actividades al aire libre como patinar y nadar * Llevar una correcta alimentación * Recurrir a la luminoterapia, que consiste en la exposición del cuerpo a una lámpara de luz blanca durante una o dos horas diarias para que los nervios ópticos manden a la zona occipital del cerebro la luz recibida y éste, a su vez, envié las señales hacia las glándulas encargadas de secretar la melatonina y serotonina, restableciendo el equilibro neuroquímico y la mejoría del estado de ánimo * Son pocos los centros que realizan este tratamiento, por lo que hay la posibilidad de realizarlo en casa
Fuente:
El Diario Digital
23 de Septiembre de 2008
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