jueves, 10 de abril de 2008

La nutrición y su impacto en el hígado



Conocer qué afecta a nuestro hígado puede ayudarnos a cuidar este órgano vital y evitar complicaciones serias en la salud integral


Las enfermedades hepáticas son muy comunes en nuestros días. Esto es debido a que el hígado está expuesto a diferentes factores dañinos que afectan su funcionamiento.
La manera de comer, beber y cuánto se cuiden las personas puede afectar la función del hígado, por ello es importante elegir alimentos que mantengan y protejan este importante órgano. Una buena nutrición puede ayudar a reconstruir células del hígado dañadas y a formar células nuevas.
El exceso de calorías en forma de carbohidratos puede llevar a una disfunción hepática y causar depósitos de grasa en el hígado. No más del 30% de las calorías totales deben provenir de las grasas debido al daño que pueden causar el sistema cardiovascular. En este sentido evitar la obesidad es un objetivo importante en las personas con daños hepáticos.
Algunos de los padecimientos más comunes que afectan a nuestro hígado, son:
Hígado graso. Se trata de una infiltración de grasa en el tejido del hígado, una de sus causas principales es el exceso de consumo de bebidas alcohólicas.
Hepatitis aguda o crónica (inflamación del hígado). Estas enfermedades son causadas por diferentes virus, los cuales se transmiten de diversas formas: alimentos y agua contaminada, transfusiones de sangre contaminada u otros líquidos corporales o uso de jeringas compartidas para drogas, dependiendo del virus que se trate. Actualmente hay virus A, B, C, D y E, cada uno es diferente y se puede detectar mediante exámenes médicos y de laboratorio. Los tipos de hepatitis B, C y D pueden provocar hepatitis crónica y derivar en cirrosis hepática.
Cirrosis Hepática. Es consecuencia, entre otras causas, de la hepatitis crónica y consiste en la debilitación o muerte de las principales células del hígado, los hepatocitos (los cuales son responsables de la detoxificación y de impedir que las sustancias tóxicas lleguen al cerebro). La cirrosis hepática no tratada a tiempo, puede llevar a una de las complicaciones más riesgosas de la cirrosis: la encefalopatía hepática.
Encefalopatía hepática. Cuando la función de los hepatocitos se altera, éstos no limpian la sangre de sustancias tóxicas que llegan al cerebro, lo que puede provocar desde alteraciones leves de conducta hasta estado de coma. La encefalopatía no se manifiesta de forma repentina; comienza con pequeñas pérdidas de la funciones mentales como destrezas laborales y capacidad para conducir, cambios en el sueño, cansancio, olvido, falta de concentración y agresividad, e incluso puede provocar un tipo especial de temblor en las manos llamado asterixis. Merz Pharma ha encontrado que la combinación de dos sustancias (L-ornitina y L-aspartato) es de gran utilidad para apoyar el trabajo de depuración que debe realizar el hígado en pacientes con encefalopatía hepática.
Los pacientes con alguna enfermedad hepática además del tratamiento deben tomar en cuenta que una alimentación sana consiste en:
Consumir alimentos ricos en fibra y bajos en grasas.
Reducir al mínimo el consumo de azúcar y sal.
Tomar bebidas alcohólicas con moderación.
Hacer varias comidas ligeras en lugar de tres comidas fuertes.
Elegir maneras poco elaboradas de preparar los alimentos.
Comer siempre lentamente.
Utilizar ingredientes frescos y muy limpios.
Tratar de alimentarse en forma variada y equilibrada.
Evitar los alimentos que provoquen malestares.
Lavar bien frutas y verduras crudas, hervir agua y cocinar bien carnes y otros alimentos.
Lavar muy bien las manos y utensilios de cocina.

Fuente:

Esmas.com

10 de Abril de 2008



No olvides visitar