(EFE)La VozOctubre 24, 2007
Los ojos son la expresión del alma y la parte más visible y atractiva del rostro. Desde tiempos muy antiguo, el adorno de los ojos ha sido una constante en el mundo de la cosmética, en especial, de las pestañas, esos frágiles filamentos que rodean el ojo y que exigen un delicado cuidado. El famoso “rimel” de pestañas es un producto utilizado desde siempre para alargar, redondear y perfeccionarlas. Una máscara basada en una preparación coloreada que se aplica sobre la zona mencionada para embellecer los ojos. Hoy día, este producto se utiliza también para proteger, tonificar y estimular el crecimiento de las pestañas.
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Poductos de calidad La primera modalidad usada en la antigüedad era en forma de pastillas a base una masa compacta con un ingrediente algo parecido al jabón, con añadido de aceites, ceras y otros pigmentos. Se aplicaba con ayuda de un pincel o pequeño cepillo sobre las pestañas, pero solía correrse o tener escasa duración... Actualmente, esta fórmula ha sido desplazada por otras mucho más modernas, cómodas, resistentes al agua e hipoalergénicas, para evitar irritaciones molestas. La moderna cosmética utiliza el “rimel” en crema, con la función de colorear las pestañas y con una serie de ingredientes que permiten una mayor protección frente al agua, la humedad o el calor. La aplicación es mucho más suave y uniforme, con un cepillo o lápiz especial que las hace uniformes, largas y espesas. Una pestañas atractivas deben tener volumen, con un capa protectora de las hidrata y fortalece. Esta zona ocular es muy sensible, por lo que es preciso usar productos de calidad, ecológicos y que no provoquen alergias. En la actualidad, dermatólogos y esteticistas aconsejan el uso de máscaras a base de compuestos delicados. En especial, sedas, jojobas, ceras verdes y pigmentos de silicio y polímero. Su aplicación sobre las pestañas es todo un arte, con colores variados, aunque los más elegantes y “glamurosos” siguen siendo el negro y el marrón. Pestañas postizas En función del color de los ojos, se pueden utilizar también máscaras en tonos azules, rosáceos o violetas, que dan un toque muy sofisticado a la mirada. Si las pestañas son muy frágiles, aparecen diseminadas o cortas, se puede recurrir a las llamadas postizas. Es decir, unas pestañas artificiales, compuestas de estos productos suaves y adecuados, que se insertan sobre las originales y otorgan volumen y una forma perfecta. Siempre han de utilizarse marcas de calidad, pues el ojo es muy irritable y sensible de efectos alérgicos. Hoy día, existen en el mercado multitud de presentaciones de este tipo de máscaras. Es imprescindible también un tratamiento posterior. Es decir, un correcto desmaquillante que limpie a la perfección las pestañas, y la aplicación de un bálsamo o crema calmante e hidratante. Nunca se debe dormir con la máscara aplicada sobre la zona, para evitar irritaciones, picores o conjuntivitis. La belleza de los ojos es bien visible, de enorme atractivo, pero su cuidado también ha de ser muy esmerado y vigilado.
Los ojos son la expresión del alma y la parte más visible y atractiva del rostro. Desde tiempos muy antiguo, el adorno de los ojos ha sido una constante en el mundo de la cosmética, en especial, de las pestañas, esos frágiles filamentos que rodean el ojo y que exigen un delicado cuidado. El famoso “rimel” de pestañas es un producto utilizado desde siempre para alargar, redondear y perfeccionarlas. Una máscara basada en una preparación coloreada que se aplica sobre la zona mencionada para embellecer los ojos. Hoy día, este producto se utiliza también para proteger, tonificar y estimular el crecimiento de las pestañas.
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Poductos de calidad La primera modalidad usada en la antigüedad era en forma de pastillas a base una masa compacta con un ingrediente algo parecido al jabón, con añadido de aceites, ceras y otros pigmentos. Se aplicaba con ayuda de un pincel o pequeño cepillo sobre las pestañas, pero solía correrse o tener escasa duración... Actualmente, esta fórmula ha sido desplazada por otras mucho más modernas, cómodas, resistentes al agua e hipoalergénicas, para evitar irritaciones molestas. La moderna cosmética utiliza el “rimel” en crema, con la función de colorear las pestañas y con una serie de ingredientes que permiten una mayor protección frente al agua, la humedad o el calor. La aplicación es mucho más suave y uniforme, con un cepillo o lápiz especial que las hace uniformes, largas y espesas. Una pestañas atractivas deben tener volumen, con un capa protectora de las hidrata y fortalece. Esta zona ocular es muy sensible, por lo que es preciso usar productos de calidad, ecológicos y que no provoquen alergias. En la actualidad, dermatólogos y esteticistas aconsejan el uso de máscaras a base de compuestos delicados. En especial, sedas, jojobas, ceras verdes y pigmentos de silicio y polímero. Su aplicación sobre las pestañas es todo un arte, con colores variados, aunque los más elegantes y “glamurosos” siguen siendo el negro y el marrón. Pestañas postizas En función del color de los ojos, se pueden utilizar también máscaras en tonos azules, rosáceos o violetas, que dan un toque muy sofisticado a la mirada. Si las pestañas son muy frágiles, aparecen diseminadas o cortas, se puede recurrir a las llamadas postizas. Es decir, unas pestañas artificiales, compuestas de estos productos suaves y adecuados, que se insertan sobre las originales y otorgan volumen y una forma perfecta. Siempre han de utilizarse marcas de calidad, pues el ojo es muy irritable y sensible de efectos alérgicos. Hoy día, existen en el mercado multitud de presentaciones de este tipo de máscaras. Es imprescindible también un tratamiento posterior. Es decir, un correcto desmaquillante que limpie a la perfección las pestañas, y la aplicación de un bálsamo o crema calmante e hidratante. Nunca se debe dormir con la máscara aplicada sobre la zona, para evitar irritaciones, picores o conjuntivitis. La belleza de los ojos es bien visible, de enorme atractivo, pero su cuidado también ha de ser muy esmerado y vigilado.
Fuente:
La Voz
24 de Octubre de 2007
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