Descubra la diferencia entre el hambre física y el hambre emocional
El hambre física y el hambre emocional no son lo mismo. Según el Dr. Robert Gould, el 95% de las dietas fallan porque la mayoría de la gente esta a disposición de sus emociones.
Cuando estamos cansados, enojados, tristes o solos, sentimos ansia y, en la mayoría de los casos, de ella surge la urgencia de correr al refrigerador o a la despensa para ver si encontramos un poco de ‘consuelo’ en el fondo del bote de helado o de la bolsa de frituras.
El Dr. Gould llama a este tipo consuelo ‘comida confort’… lo malo es que el confort no dura mucho tiempo. Cuando caemos en tentación, al poco tiempo sacamos la ropa más amplia del clóset, recorremos los agujeros del cinturón y entramos en una dinámica donde nos pasamos gran parte del día reclamándonos nuestra falta de voluntad para después iniciar otra dieta mágica.
Y es que la comida es más que nutrición. De niños, cuando nos caemos y nos raspamos la rodilla nos dan una paleta; si sacamos buenas calificaciones nos dan un dulce; si es nuestro cumpleaños nos dan pastel… gracias a ello nuestro cerebro continúa registrando que la comida es una manera de apapacharnos.
Hay cosas en la vida que podemos cambiar, otras que no. Nuestro peso es de las cosas que sí podemos controlar, así que cuando nos sintamos aburridos, enojados, tensos, solos o cansados, y estiremos la mano para abrir una bolsita de donas, preguntémonos: ¿En verdad tengo hambre?; ¿Viene de mi mente o mi estómago?; ¿De qué tengo hambre de verdad?... porque quizá no es de comida.
La verdadera razón es diferente para cada uno, sin embargo, detenernos a reflexionar la diferencia entre la necesidad emocional o la necesidad física es un gran paso para entender por qué a veces sí y a veces no logramos bajar de peso
Fuente:
Esmas.com
10 de Octubre de 2007
http://www.esmas.com/hoy/gabyvargas/668050.html
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