Los campos eléctricos generados en ambientes interiores cotidianos pueden provocar mayores riesgos de infecciones y enfermedades respiratorias.
Aunque parezca algo inofensivo, una nueva investigación señala que tal peligro podría ser más importante de lo que se pensaba.
El confort parece que también tiene su costo. Y no nos referimos específicamente al dinero, sino a la salud, si bien en última instancia todo terminará traduciéndose en lo mismo. Así como un remedio ayuda a curar una enfermedad y los efectos secundarios siempre están latentes, el uso cotidiano de la nueva tecnología también tiene sus riesgos. Y es precisamente la investigación científica que nos alerta sobre los mismos.
Un nuevo estudio de científicos del Imperial College London, Inglaterra, señala que los campos eléctricos generados por equipos domésticos, tales como computadoras por ejemplo, y el exceso de carga estática creada por muchos materiales modernos, pueden ser dañinos para la salud.
La investigación, publicada en la revista Atmospheric Environment, indica que la exposición prolongada a los campos eléctricos generados en ambientes interiores cotidianos puede causar mayores riesgos de infecciones y enfermedades respiratorias provenientes de pequeñas partículas aéreas, como alérgenos, bacterias y virus.
No conforme con esos riesgos, los investigadores también encontraron que esos campos eléctricos reducen significativamente las concentraciones localizadas de oxígeno molecular cargado, una especie de pequeño ion aéreo, que precisamente mejora el funcionamiento biológico y elimina a los microbios malignos.
Un mundo invisible ataca
Millones de partículas extremadamente diminutas (menos de un micrón) se aerotransportan sin que nos demos cuenta. Son de un tamaño ochenta veces menor que el grosor de un cabello y pueden permanecer en el aire en forma indefinida. Aún así, un 90% de ellas podrían ser afectadas por el campo eléctrico, y su deposición en los pulmones y en la piel de las personas podría incrementarse notablemente por los efectos del mismo.
Este efecto nocivo se produce especialmente con la proximidad a superficies con cargas opuestas y, del mismo modo, la deposición puede incrementarse como resultado de la carga electrostática y los bajos niveles de humedad ambiente.
Una mayor deposición de estas partículas incrementa la carga tóxica con la que el cuerpo tiene que lidiar, elevando el nivel de contaminación, el riesgo de infección bacteriana y la incidencia de condiciones tales como para el asma.
Para mitigar los problemas de la “electro-polución” a los que se expone habitualmente la gente, los autores recomiendan que se adopten líneas directivas adecuadas de higiene y productividad electromagnética, que busquen replicar los efectos benéficos que producen los ambientes naturales.
Fuente:
Minuto uno.com
14 de Septiembre de 2007
No olvides visitar