viernes, 3 de agosto de 2007

Los nutrientes ingeridos hasta los 10 años pueden promover un mejor desarrollo cerebral



Es imprescindible la aportación de pescado azul en la dieta, que además se ha demostrado beneficioso para los enfermos de cáncerSantander, 3 de agosto (E.P.)El profesor emérito de la Universidad de Zaragoza, Manuel Bueno Sánchez, considera que los nutrientes ingeridos desde la vida intrauterina hasta la edad de 10 años pueden promover un mejor desarrollo cerebral. Pese a esta realidad, aclaró que está "muy en discusión" si los niños que pasan hambre crónica en algunos países "van a tener defecto intelectual o no".Bueno Sánchez hizo estas afirmaciones en la rueda de prensa previa a su participación en la tercera jornada de la Escuela de Nutrición Francisco Grande Covián que se celebra en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) y en la que participa con una ponencia sobre 'Nutrición y Desarrollo'.El profesor dio también algunas recomendaciones, como la conveniencia de la leche materna para los lactantes, y recalcó que la aportación de pescado azul en la dieta es "imprescindible". "Con esto no quiero decir que quien se alimente bien va a ser muy listo y los que se alimenten peor no lo sean", apostilló el profesor, porque "yo he tenido la oportunidad de alimentarme bien y no me van a dar el premio Nobel", bromeó. En esta línea, Bueno Sánchez puntualizó que "existe una individualidad y una especificidad" en la que las funciones cognitivas, la memoria y otras capacidades también influyen.Por otro lado, el profesor hizo énfasis en que los genes, "de los que se conocen ya bastantes, relacionados con el desarrollo cerebral", pueden "manipular su actividad en determinados momentos críticos" mediante señalados nutrientes. "Esto nos pasa sólo una vez en la vida", en la etapa más precoz, señaló. En relación con este tema, el catedrático de Medicina Manuel Serrano Ríos aseguró que "el futuro nutricional se fragua desde dentro del útero" y afirmó que "hay ya evidencias" de que la subnutrición intrauterina "determina un mayor riesgo a padecer enfermedades como hipertensión, diabetes u obesidad en la edad adulta".De tal forma, la prevención nutricional debería comenzar prácticamente desde el momento del embarazo, dijo el catedrático quién destacó que "tener genes no quiere decir que uno esté condenado", salvo en las enfermedades monogénicas. En las que son poligénicas u oligogénicas, como la obesidad, diabetes o la enfermedad cardiovascular, "los nutrientes pueden modular la expresión de los genes", es decir, "pueden reprimir o facilitar" que se expresen los genes con sus consecuencias o no.NUTRICIÓN Y CÁNCERLa vicepresidenta del Instituto Danone y profesora de Ciencias de la Salud de la Universidad Nacional de Educación a Distancia, Ana Sastre Gallego, en otra de las conferencias del día habló sobre 'Nutrición y cáncer' donde transmitió el mensaje de que "nunca hay que tirar la toalla" en el apartado de la alimentación en los casos de cáncer."El sustrato nutricional es esencial y cuanto más precoz mejor", insistió Sastre quien explicó que "hay que vencer" la resistencia que presentan los enfermos a comer, de la que, por otra parte todavía se desconoce el motivo. Según dijo, lo lógico sería "lo contrario" y que todas las defensas se pusieran en marcha para actuar contra la célula neoplásica, pero sin embargo "la anorexia es total". En su opinión, esto puede deberse a que el enfermo pretenda que "el propio cáncer se muera de hambre", lo que es "engañoso" porque el cáncer se alimenta exclusivamente del huésped.Por tanto, apuntó Sastre, se deben emplear todos los recursos de alimentación, de los que se dispone como una textura fácil, el sabor suave, los alimentos muy calóricos de pequeño volumen, la nutrición artificial o la parenteral "siempre que el paciente tenga posibilidades de supervivencia o sobre todo la posibilidad de alcanzar una calidad de vida aceptable".Sin embargo, en las situaciones terminales se plantea el problema de que "alimentar de forma artificial al paciente es contraproducente", porque "se está alimentando al tumor y no al huésped", expuso la profesora quien matizó que se mantiene la alimentación por moral y ética.Por último, en relación con esta enfermedad destacó que se ha demostrado que los ácidos grasos del pescado azul (omega 3) tienen propiedades para frenar la desintegración de la masa muscular que provoca la célula neoplásica, ya que son capaces de mantener un nivel de oxidación altísimo y "envenenan y matan" a esta célula. Por tanto, el consumo de este tipo de ácido grasos hace que las metástasis sean más bajas, recalcó.


Fuente:

Azprensa.com

3 de Agosto de 2007



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