viernes, 12 de diciembre de 2008

¿Soltero = loser?


Casualidades de la vida. El viernes pasado hablaba con mi amiga Carolina de lo molesto que es que el mundo te perciba como “defectuosa” por ser soltera. No tener un hombre a tu lado habla de una carencia, falla, defecto, disfuncionalidad o exceso. No es posible que seas “normal” si estás soltera.
Ella comentaba cómo en alguna época (cuando no tenía novio) sus amigas casadas la veían con cara de mortificación y lástima. En todas las reuniones escuchaba el “¿y tú para cuándo?”, o le preguntaban si había conocido a alguien interesante últimamente. Jamás le preguntaron por sus logros o su chamba. Sensata, nunca les dijo que le valía gorro lo que opinaran, o que andar luciendo unos cuernos del tamaño del monumento a la Revolución, o andar con un peor es nada o vivir en matrimonios claramente infelices no le parecía tan “normal”. Sólo limitó sus visitas a lo estrictamente indispensable.
La soltería es un problema y no sólo para las mujeres. A cierta edad los hombres también lo padecen. Mi amigo Paco Santamaría, dos días después, me comentó que una amiga le pidió que le presentara a un galán. Pero cuando él le dijo que su amigo tenía 40 años y era soltero ella le respondió: “No, a ese no. Si es soltero a los 40, debe ser rarísimo”. Paco afirma que si él pudiera dar asesoría a los solteros mayores de 35 les diría que se casen con quien sea, pero ya. A los seis u ocho meses un divorcio y listo. Según Paco, sus bonos con las chavas subirían, ya que a cierta edad es mucho mejor estar divorciado que soltero. ¿Será?
Por increíble que parezca, en pleno siglo XXI la soltería en hombres y mujeres lejos de percibirse como una elección se concibe como una maldición. Una enfermedad de la que hay que curarse a toda costa. No tener una pareja te resta valor ante los ojos de muchos y te da pase directo para ser miembro honorario del club de los “raros” o de los losers.
Ser físicamente atractivo, lejos de ayudar, empeora la situación. Se puede entender que alguien medio federal sea soltero, pero si alguien es bello y soltero, esto es clara señal de algo raro en su interior; de otra manera no se entiende que no haya podido librarse de la “maldición” de la soltería. “¿Y por qué si es guapo(a) no se ha casado? Mmmm. Algo tendrá”.
Explicar a personas que piensan como Paco que no ha llegado la persona adecuada, que disfrutan de su soltería o que no están interesados en salir con alguien por cumplir con el requisito es una pérdida de tiempo. “Mas vale mal casada que bien quedada” es su refrán favorito. No hay explicación que valga para ellos. Punto.
¿De verdad es tan mala elección estar soltero? Aunque es imposible negar la importancia de la pareja, vivir una mala relación es cambiar nuestro domicilio al infierno. Por eso nos preguntamos si es mejor conformarse con lo primero que pase para librarnos del estigma de la soltería o hacer oídos sordos a comentarios bien intencionados de amigos y familiares. Salir, andar o casarse con alguien por palomear un requisito o para que suban tus bonos es válido, pero ¿vale la pena? ¿No es un precio demasiado alto? Tal vez entender esto resulta más fácil para los solteros reciclados, que han aprendido lo doloroso que es estar en una mala relación y cuán valiosa es la libertad para sacrificarla por algo que no vale la pena.
Pregunté a Flor Aguilera, que con Alejandra Rodríguez escribió el libro El (estúpido) príncipe azul (Grijalbo 2008), su opinión al respecto. Flor considera que muchas mujeres y hombres han fracasado por tener tantos mitos acerca del amor. Ese amor hiper-romántico, historias rosas totalmente fuera de la realidad. Uno de esos grandes mitos es el horror a la soltería, para muchos un estado del que hay que salir lo antes posible. En el imaginario colectivo, me explica, se percibe a una mujer soltera y treintona como una fracasada, amargada, triste y desesperada. “Nada más lejos de la realidad”, me dice Flor, quien trata de romper con su libro este mito. Ella es soltera por elección y se niega, igual que muchas solteras y solteros exitosos, a perder el tiempo con personas no compatibles. Para Flor la soltería es una etapa gozosa de muchos aprendizajes, de exploración personal, de mucha reflexión y sobre todo de libertad y diversión. Flor, igual que Caro, espera que poco a poco la gente se percate de que tiene muchas cosas que contar más allá que si está saliendo con alguien.
Pensar que el único fin de nuestra existencia es encontrar a nuestra media naranja convierte nuestra vida en un compás de espera mientras llega la persona que nos “completa”. Esta creencia nos impide ser felices y sentirnos plenos. Estar a la eterna búsqueda del príncipe o princesa azul y ver la soltería como una maldición niega la posibilidad de tener una relación sana con uno mismo, de disfrutar la vida, y nos condena a vivir por siempre en un estado de carencia. ¿Quién en su sano juicio quiere esto? Vivir así sí que es de losers.
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Fuente:

Milenio.com

12 de Diciembre de 2008



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