martes, 20 de octubre de 2009

La nutrición en la edad avanzada


Comer bien es importante a cualquier edad. La buena nutrición influye sobre la calidad de vida, ayudándonos a mantenernos sanos y acelerando el proceso de curación cuando aparece una enfermedad. Lamentablemente, muchos adultos, sobre todo los de edad avanzada, no obtienen la nutrición que necesitan.
La capacidad para llevar a cabo un acto tan natural como alimentarse diariamente puede ser un grave problema e incluso puede verse comprometida en muchos casos. Una adecuada alimentación es vital para envejecer de forma estable y con buena calidad de vida. Las personas mayores de 70 años tienen necesidades nutricionales específicas y la forma en que se cumplan, va a influir en la manera de enfrentar los retos de envejecer.
A medida que se envejece las papilas gustativas cambian por lo que los sentidos del gusto y del olfato varían y se perciben sabores diferentes. De igual modo, es importante vigilar que los procesos de masticación y deglución se realicen de forma adecuada. La dificultad de comer en las personas mayores por problemas en la masticación origina cierta tendencia a eliminar ciertos alimentos del menú diario, como la carne. La dificultad de comer se resuelve fácilmente mediante purés: verduras, carnes y pescados serán los ingredientes estrella de un primer plato...
A medida que se envejece las papilas gustativas cambian por lo que los sentidos del gusto y del olfato varían y se perciben sabores diferentes. De igual modo, es importante vigilar que los procesos de masticación y deglución se realicen de forma adecuada. La dificultad de comer en las personas mayores por problemas en la masticación origina cierta tendencia a eliminar ciertos alimentos del menú diario, como la carne. La dificultad de comer se resuelve fácilmente mediante purés: verduras, carnes y pescados serán los ingredientes estrella de un primer plato...
El mayor desafío es que la dieta tenga un contenido energético que permita mantener el peso del mayor estable y que aporte todos los micronutrientes en las cantidades necesarias. Esto es difícil, sobre todo en mayores sedentarios, que tienen unos requerimientos energéticos bajos. Por tanto, es necesario llevar a cabo una cuidadosa elección de los alimentos, hay que utilizar alimentos con alta densidad en nutrientes y, si es necesario, se pueden incluir alimentos enriquecidos y/o suplementos (vitamina B12, ácido fólico, calcio y vitamina D), pero sin descuidar la dieta en sí. Una forma de poder aumentar los requerimientos energéticos es aumentar el gasto mediante la realización de ejercicio físico adecuado a las características del individuo, que también ayuda a evitar la perdida de masa muscular y ósea y mejora por tanto la capacidad funcional.
El perfil calórico de la dieta no difiere del establecido para el adulto: 10% de la energía a partir de proteínas, 30-35% a partir de grasas y el resto a partir de hidratos de carbono. Se aconseja distribuirla comida en 5-6 tomas a lo largo del día, sobre todo en mayores sin apetito, con lo que se evita la sensación de saciedad. La última toma del día, colación o "re-cena", contribuye a que el mayor esté un menor tiempo en ayunas antes del desayuno.
La hidratación, imprescindible. La deshidratación es uno de los problemas que suele afectar a las personas mayores como consecuencia de la pérdida de la sensación de sed y de frecuentes alteraciones. Para evitar complicaciones y asegurar una hidratación adecuada es imprescindible potenciar la ingesta regular de agua, zumos, infusiones, lácteos...
Por tanto, la adopción de un estilo de vida saludable (entre los que se incluyen no fumar, mantener un peso corporal adecuado, controlar la presión arterial y realizar actividad física de forma regular) se asocia no solamente con un aumento de la supervivencia, sino también con una buena calidad de vida.
Todo lo anterior queda perfectamente reflejado en la pirámide alimentaria para estas edades, haciendo referencia al consumo de determinados alimentos, las raciones y los nutrientes que aportan y que son necesarios para mantener un adecuado estado de salud.
Cambios en la edad, cambios en el menú
La alimentación básica tradicional, basada en la cocina y los alimentos tradicionales, es la forma de elección para la dieta de las personas mayores. Debemos asegurar que la dieta sea variada y equilibrada, con todos los grupos de alimentos y en las proporciones correctas, que sea suficiente, según sus necesidades y agradable, respetando las costumbres del mayor. A su vez muchas personas mayores, por cansancio, soledad... tienden a dejar a un lado actividades rutinarias, entre las que se encuentra cocinar. Desde ir a la compra hasta hacer la comida diaria o preparar nuevos platos, la cocina supone una actividad que es beneficiosa no sólo para el estómago, sino también para la mente: hacer la lista de la compra, recordar los ingredientes o estar atento a los tiempos de cocción es sano ejercicio mental...
Los menús serán sencillos y de fácil preparación.
¿Cómo es la cesta de compra para los mayores?
A principios de mes, se puede elaborar una lista en la que se indique aquellos alimentos que se deben o se pueden comprar a diario, semanal y mensualmente.
LO IMPRESCINDIBLE EN LA DIETA DIARIA DE LOS MAYORES
Proteínas (10-15 %): carne, pollo, pescado, legumbres, lácteos...
Grasas (30 %): evitando las saturadas y tomando alimentos ricos en ácidos grasos esenciales (pescado) y grasas vegetales como el aceite de oliva.
Carbohidratos (55-60 %): pasta, arroz, cereales... mejor en su variedad compleja, es decir, integrales.
Fibra: fruta, verdura y cereales.
Vitaminas: Fólico, D, K, B12...
Minerales: Calcio, Hierro, Zinc, Selenio...
Hacer cuatro o cinco comidas diarias: el desayuno, la media mañana, el almuerzo, la merienda, la cena y un tentempié antes de acostarse.


Fuente:

ADN.es

20/10/09



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