Te contamos cómo cuidarlas para evitar que se resequen y envejezcan
La hidratación es clave para mantener unas manos jóvenes por más tiempo. La piel sufre especialmente con los rigores del frío. ¿A quien no le gusta lucir unas manos bonitas? Sin embargo, su belleza no se limita a la consabida manicura. Ellas también sufren, y de qué manera, los rigores del frío. Trabajadoras incansables, las manos se convierten, al igual que el rostro, en una de las principales víctimas del invierno. Además de por la desagradable sensación que se tiene cuando las manos no entran en calor, también hay que tener en cuenta que pueden llegar a padecer una serie de problemas que se deben evitar, como son la deshidratación, la descamación o las grietas. Y es que están permanentemente expuestas al exterior, por lo que unos buenos guantes se convierten en un útil básico cuando el frío las amenaza: son una prenda que las protege y se hacen indispensables cuando las temperaturas se desploman o cuando se va a tener contacto con la nieve. Pero, sobre todo, no se debe olvidar la aplicación de crema protectora e hidratante, para así formar una especie de guante invisible, que las protege y mima. Se debe aplicar con mucha más frecuencia que en otros periodos, mediante un suave masaje y, además, varias veces al día, haciendo especial hincapié en su aplicación por la noche. Así, evitaremos que se resequen y agrieten a causa del frío o el viento. Para que no quede en ellas una sensación untuosa y grasienta, es conveniente que se trate de fórmulas fácilmente absorbibles por la piel; si, además, te las lavas con jabones poco agresivos, a la vez que las proteges, les estás haciendo un favor a largo plazo, luchando contra las huellas que el paso del tiempo deja en ellas.
La hidratación es clave para mantener unas manos jóvenes por más tiempo. La piel sufre especialmente con los rigores del frío. ¿A quien no le gusta lucir unas manos bonitas? Sin embargo, su belleza no se limita a la consabida manicura. Ellas también sufren, y de qué manera, los rigores del frío. Trabajadoras incansables, las manos se convierten, al igual que el rostro, en una de las principales víctimas del invierno. Además de por la desagradable sensación que se tiene cuando las manos no entran en calor, también hay que tener en cuenta que pueden llegar a padecer una serie de problemas que se deben evitar, como son la deshidratación, la descamación o las grietas. Y es que están permanentemente expuestas al exterior, por lo que unos buenos guantes se convierten en un útil básico cuando el frío las amenaza: son una prenda que las protege y se hacen indispensables cuando las temperaturas se desploman o cuando se va a tener contacto con la nieve. Pero, sobre todo, no se debe olvidar la aplicación de crema protectora e hidratante, para así formar una especie de guante invisible, que las protege y mima. Se debe aplicar con mucha más frecuencia que en otros periodos, mediante un suave masaje y, además, varias veces al día, haciendo especial hincapié en su aplicación por la noche. Así, evitaremos que se resequen y agrieten a causa del frío o el viento. Para que no quede en ellas una sensación untuosa y grasienta, es conveniente que se trate de fórmulas fácilmente absorbibles por la piel; si, además, te las lavas con jabones poco agresivos, a la vez que las proteges, les estás haciendo un favor a largo plazo, luchando contra las huellas que el paso del tiempo deja en ellas.
Fuente:
Hola.com
23/11/09
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