miércoles, 24 de febrero de 2010

8 claves para una dieta equilibrada


¿Cómo hacemos para equilibrar nuestro cuerpo y estar a punto para lucir una exótica trikini, bikini o tankini? La pregunta es la típica que se repitió durante este verano, pero que continuará en otoño y durante todo el año para poder usar todo el guardarropas o simplemente para sentirse bien. Cuerpo y piel responden directamente a nuestra alimentación. Por eso acá te presentamos 8 tips que no te podés perder. Elaborados por “Estilo” junto a las nutricionistas Sol Andrewartha (Mat. 687) y Analía Torres (Mat. 822), encargada del Servicio de Nutrición de la Clínica Aconcagua. 1- Todo en su justa medida Antes de comenzar este decálogo, es bueno aclarar que todos estos consejos deben utilizarse en parámetros de peso normal. La magia no existe y menos en las dietas bajadas de internet, por eso lo mejor siempre es consultar con un especialista o bien su médico de cabecera. Ya situados en la primera de nuestras paradas, ésta resulta una de las más difíciles de aplicar. Según las nutricionistas consultadas lo primordial es aprender a comer. No vale el desborde… ¿y ahora qué hacemos? Lo bueno es que podemos comer de todo (no te pierdas el tip 8), pero siempre es bueno mantener una conducta adecuada y saludable, preferir lo verde antes que lo frito y tratar de consumir porciones adecuadas para nuestro organismo. "Realizar una nutrición sana y equilibrada todo el año puede cambiar o mejorar nuestra calidad de vida", refuerza Sol Andrewartha. Mientras que Analía Torres recomienda contemplar las cuatro leyes de la nutrición: cantidad, calidad, armonía y adecuación. 2- El alerta de la sed Nuestro cuerpo es agua, es el componente principal para la supervivencia. Por eso, no se puede descuidar su consumo. En los meses de intenso calor hay que abrir los ojos y tener presente que nuestro organismo puede deshidratarse. Se recomienda ingerir dos litros diarios, ¡ojo acá! No significa que tenemos que estar todo el día con la botellita en la mano, y tomar un sorbo cada 5 minutos. Por el contrario, es fundamental no llegar al síntoma de sed. Cuando sentimos esa necesidad extrema de apagar el fuego en nuestras fauces, estamos sintiendo el primer paso de la deshidratación. Además las células asimilan toda el agua que ingerimos y se renuevan cada seis semanas. También hay que contabilizar en estos dos litros el líquido que se ingiere en té, mate, jugos, licuados y gaseosas. Lo positivo de combinar los líquidos es que en ese caso además de hidratar nuestro cuerpo aportamos vitaminas y minerales al organismo. 3- Evitar el consumo exagerado de sal Seguro estás pensando en ponerte ese vestido súper ajustado, que te encanta y que bronceada te hace ver como una diosa. Pero el problema es que estás muy hinchada. Sentís que tus manos y pies tienen un volumen exagerado ¡Pero si sólo comí un par de sandwiches de jamón crudo y unas tostaditas saborizadas! Detectado el problema. Posiblemente estás reteniendo líquidos. Es que el exceso de fiambres, chacinados, alimentos enlatados y frituras están bañados en sal. De ahí lo adictivo de estos. De ahora en más te recomendamos no agregarle sal al plato, y tratar de mantener un balance con los alimentos que consumís, ya que por día la ingesta recomendada de sodio es de 6 gramos. 4- Realizar actividad física Ahora ojo… . esto no significa calzarse los short y salir a correr como si nada y menos con los 38 grados a la sombra de nuestra provincia. Además hacer un par de abdominales y dar una vuelta al lago del Parque no sirven de nada. Como remarcamos anteriormente, la conducta determina el rendimiento físico. Lo bueno es empezar haciendo algo que nos guste. Siempre en horarios prudentes, debido al intenso sol. El ejercicio físico mejora la autoestima, la postura, flexibilidad, mejora la presión arterial y la sensación de bienestar. Estando en la pileta con amigos o sólo jugando con los más chiquitos lograremos generar sensaciones positivas en nuestro organismo. 5- Elevar el consumo de carne Ya sea a la vuelta de las vacaciones o si no nos hemos podido tomar el merecido descanso, el consejo es válido. Ingerir una amplia cantidad de carnes blancas y rojas, aportan hierro a nuestro cansado organismo. Este mineral es muy efectivo combatiendo el estrés. Mejora nuestro rendimiento físico y oxigena el cerebro. La función plástica de las proteínas es reparar el desgaste diario, producido en el recambio y la renovación celular y síntesis de nuevos tejidos . Las carnes, de pescado de res, los huevos y los lácteos (productos de origen animal) contienen aminoácidos esenciales, que deben ser aportados por la alimentación, es decir que no son generados por nuestro cuerpo. 6- Vitaminas naturales En verano, no hay nada más satisfactorio y saludable que sentarse en un prado a comer una ensalada fresca. "Mientras más colores tenga una ensalada ya sea de frutas o verduras, más vitaminas y minerales aportará", sugiere Analía Torres. Las frutas y las verduras, denominados alimentos protectores o antioxidantes, son ideales para nuestra piel ya que luchan contra los radicales libres previniendo el envejecimiento prematuro sobre todo en esta época donde la piel se expone a los agentes agresivos del sol. El beta caroteno, que en el cuerpo se transforman en vitamina A, ejerce un papel primario en la renovación de la piel y se encuentran en las frutas y verduras de color amarillo, rojo, naranja (zanahoria, zapallo, durazno, melón, tomate) y verde intenso (espinaca y acelga). Mientras tanto la vitamina E, presentes en aceites vegetales soja y oliva por ejemplo, en germen de trigo, cereales de granos enteros y frutos secos. Actúa evitando la acción de los rayos solares que provocan las denominadas manchas de envejecimiento. Para mejorar la producción de colágeno, mantener la piel tersa y sin arrugas lo mejor es incorporar vitamina C, presente en cítricos, perejil, kiwi, melón, fresas, moras, pimientos y tomate, entre otros. 7- Comienza un nuevo día Y como tal no podemos perdernos la comida más importante. Según las nutricionistas consultadas es necesario, casi obligatorio, incorporar lácteos, cereales y frutas en la primera comida del día. Entonces tranquila, te levantas de la cama, te preparás un café, que podés acompañar con tres tostadas de pan integral con queso o mermelada, o una porción de cereales con leche, una fruta o bien un jugo natural recién exprimido. Concentrando el gasto de energía más abundante en la mañana, comenzar con un buen desayuno es vital para el rendimiento y desarrollo físico. 8- ¿Vale el permitido?... ¡Sí! Si no lo crees volvé a leer… sí vale. Las nutricionistas llegaron a la misma conclusión: "No prohibir sino mejor moderar". Expresado en el primer punto a la hora de comer es necesario hacerlo a conciencia y buscando una educación o costumbre para el futuro. El verano te invita a juntarse y a salir, entonces a la hora de ver el menú qué elegir ante otras opciones, hay que darse los pequeños gustos. Acá te presentamos una lista de ideas que te van a encantar. Eso si… después de una ingesta pesada o muy calórica, al otro día se recomienda cuidarse un poco más. Salís a cenar con tus amigos entonces podés pedir, 2 porciones de pizza, o dos tacos de pollo, o medio lomo, o un tostado con verduras o un plato de pastas acompañado de ensalada; de esta manera la absorción de hidratos de carbono es más lenta y no se asimila por completo. A la tarde con amigas, un helado (siempre mejor de frutas) semanal no viene mal. El sábado de picnic, están buenos los sandwich vegetarianos, con tomate, lechuga, rúcula, cebolla, berenjenas y por qué no pimientos, además le das un toque gourmet a la reunión. Llega el domingo y seguro hay asado. Elegir cortes magros o eliminar la grasa visible, es básico. Además siempre es mejor abundar en las ensaladas. Por Diana Codina - Especial para Estilo


Fuente:

Diarios Los Andes

24/02/10



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