Invertir la jornada laboral podría incrementar el riesgo cardiovascular. Los mayores trastornos se producirían en el caso de haber una alteración mayor a 12 horas con respecto al esquema sueño-vigilia "normal"
Un estudio determinó que los niveles de hormonas se alteran, situación que a largo plazo contribuiría a aumentar el riesgo de obesidad, diabetes y enfermedad cardiaca. Previamente, la labor nocturna había sido relacionada con las molestias gastrointestinales, la fatiga, el insomnio y el cansancio crónico. Trabajar de noche podría generar cambios hormonales y metabólicos que a largo plazo elevarían el riesgo de padecer obesidad, diabetes y enfermedades cardíacas. Así lo informaron los investigadores de la división Medicina del Sueño del Hospital Brigham and Women's y la facultad de Medicina de Harvard de Boston, Estados Unidos, en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences. Trabajar de noche produce cansancio, alteraciones del sueño y ¿algo más?"A largo plazo, el impacto fisiológico del trabajo nocturno sobre varios marcadores implicados en la regulación del peso corporal -más precisamente la leptina, la insulina y el cortisol- parece contribuir a incrementar la posibilidad de desarrollar diabetes, enfermedad cardiovascular y obesidad", expresó el autor principal del estudio, doctor Frank Scheer, quien con su equipo se propuso determinar si la alteración del esquema sueño-vigilia "normal" o habitual (es decir dormir de noche, estar despiertos y trabajando durante el día), generaba algo más que molestias gastrointestinales, fatiga, insomnio y cansancio crónico, tal como ya ha sido demostrado en experiencias anteriores. "Se cree que ese tipo de complicaciones surgen como consecuencia de una desconexión crónica entre los hábitos de vigilia y alimentación que demanda el trabajo nocturno y el reloj innato del cuerpo de 24 horas de sueño-vigilia, conocido comúnmente como ritmo circadiano. Por eso, con el objetivo de conocer si tal desalineación puede elevar el riesgo de desarrollar problemas de salud serios, realizamos un estudio de laboratorio en el cual se imitaron los efectos graves de esta situación particular", añadió Scheer. En el ensayo -breve y de laboratorio-, se registró la respuesta corporal de cinco hombres y cinco mujeres mientras seguían un horario cambiante de sueño-alimentación durante 10 días. Para cuando terminó la investigación, los voluntarios habían comido y dormido durante todas las fases del ciclo circadiano, mientras siguieron un horario diario creado de manera artificial en bloques de 28 horas. "En cuanto a los resultados vimos que la desalineación circadiana provocó un descenso en los niveles de la hormona leptina, encargada de regular el peso. A su vez, el desplome de los niveles de leptina apareció como un posible acelerador de la aparición de obesidad y enfermedad cardíaca al estimular el apetito y reducir la actividad", consignaron los integrantes del equipo estadounidense.Por otra parte se produjeron cambios en los niveles de azúcar en sangre y en los niveles de insulina, lo que resultó en un deterioro de la tolerancia a la glucosa. Finalmente, se estableció que el grado de cambio hormonal era más alto -y por ende sus efectos más "marcados" y potencialmente dañinos- cuando los horarios de los participantes tenían una alteración de 12 horas o más respecto al ciclo normal de sueño-vigilia. "En principio tendríamos que decir que trabajar de noche, una vez que se estableció un hábito y que la persona se acostumbró a un determinado ritmo, no tendría por qué generar trastornos que a largo plazo pudieran comprometer al corazón. Lo que sí se sabe es que el trabajo nocturno altera los ritmos circadianos con lo cual produce alteraciones. Por eso, sin dudas, hay que considerar cada caso específicamente y continuar haciendo trabajos de investigación referidos a la materia. Es necesario recabar más datos", refirió en diálogo con Pro-Salud News el doctor Alberto Alves de Lima, médico cardiólogo, director de capacitación del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires (ICBA). "El trabajo por turnos afecta el estado de alerta de una persona, y la función gastrointestinal, por lo que aquellos que no pueden hacer frente a este tipo de labor a menudo la dejan. Lo que significa que los que continúan podrían no ser tan susceptibles a estos problemas, y quizá sean menos sensibles a este tipo de desalineación. Esto es muy importante porque nos da la pauta de cómo cada persona reacciona de forma diferente; y a la vez constituye un buen indicio a seguir, dado que éste es un estudio limitado por la cantidad de involucrados. Se trata, simplemente, de una primera aproximación al tema", finalizó el doctor Scheer.
Un estudio determinó que los niveles de hormonas se alteran, situación que a largo plazo contribuiría a aumentar el riesgo de obesidad, diabetes y enfermedad cardiaca. Previamente, la labor nocturna había sido relacionada con las molestias gastrointestinales, la fatiga, el insomnio y el cansancio crónico. Trabajar de noche podría generar cambios hormonales y metabólicos que a largo plazo elevarían el riesgo de padecer obesidad, diabetes y enfermedades cardíacas. Así lo informaron los investigadores de la división Medicina del Sueño del Hospital Brigham and Women's y la facultad de Medicina de Harvard de Boston, Estados Unidos, en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences. Trabajar de noche produce cansancio, alteraciones del sueño y ¿algo más?"A largo plazo, el impacto fisiológico del trabajo nocturno sobre varios marcadores implicados en la regulación del peso corporal -más precisamente la leptina, la insulina y el cortisol- parece contribuir a incrementar la posibilidad de desarrollar diabetes, enfermedad cardiovascular y obesidad", expresó el autor principal del estudio, doctor Frank Scheer, quien con su equipo se propuso determinar si la alteración del esquema sueño-vigilia "normal" o habitual (es decir dormir de noche, estar despiertos y trabajando durante el día), generaba algo más que molestias gastrointestinales, fatiga, insomnio y cansancio crónico, tal como ya ha sido demostrado en experiencias anteriores. "Se cree que ese tipo de complicaciones surgen como consecuencia de una desconexión crónica entre los hábitos de vigilia y alimentación que demanda el trabajo nocturno y el reloj innato del cuerpo de 24 horas de sueño-vigilia, conocido comúnmente como ritmo circadiano. Por eso, con el objetivo de conocer si tal desalineación puede elevar el riesgo de desarrollar problemas de salud serios, realizamos un estudio de laboratorio en el cual se imitaron los efectos graves de esta situación particular", añadió Scheer. En el ensayo -breve y de laboratorio-, se registró la respuesta corporal de cinco hombres y cinco mujeres mientras seguían un horario cambiante de sueño-alimentación durante 10 días. Para cuando terminó la investigación, los voluntarios habían comido y dormido durante todas las fases del ciclo circadiano, mientras siguieron un horario diario creado de manera artificial en bloques de 28 horas. "En cuanto a los resultados vimos que la desalineación circadiana provocó un descenso en los niveles de la hormona leptina, encargada de regular el peso. A su vez, el desplome de los niveles de leptina apareció como un posible acelerador de la aparición de obesidad y enfermedad cardíaca al estimular el apetito y reducir la actividad", consignaron los integrantes del equipo estadounidense.Por otra parte se produjeron cambios en los niveles de azúcar en sangre y en los niveles de insulina, lo que resultó en un deterioro de la tolerancia a la glucosa. Finalmente, se estableció que el grado de cambio hormonal era más alto -y por ende sus efectos más "marcados" y potencialmente dañinos- cuando los horarios de los participantes tenían una alteración de 12 horas o más respecto al ciclo normal de sueño-vigilia. "En principio tendríamos que decir que trabajar de noche, una vez que se estableció un hábito y que la persona se acostumbró a un determinado ritmo, no tendría por qué generar trastornos que a largo plazo pudieran comprometer al corazón. Lo que sí se sabe es que el trabajo nocturno altera los ritmos circadianos con lo cual produce alteraciones. Por eso, sin dudas, hay que considerar cada caso específicamente y continuar haciendo trabajos de investigación referidos a la materia. Es necesario recabar más datos", refirió en diálogo con Pro-Salud News el doctor Alberto Alves de Lima, médico cardiólogo, director de capacitación del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires (ICBA). "El trabajo por turnos afecta el estado de alerta de una persona, y la función gastrointestinal, por lo que aquellos que no pueden hacer frente a este tipo de labor a menudo la dejan. Lo que significa que los que continúan podrían no ser tan susceptibles a estos problemas, y quizá sean menos sensibles a este tipo de desalineación. Esto es muy importante porque nos da la pauta de cómo cada persona reacciona de forma diferente; y a la vez constituye un buen indicio a seguir, dado que éste es un estudio limitado por la cantidad de involucrados. Se trata, simplemente, de una primera aproximación al tema", finalizó el doctor Scheer.
Fuente:
Infobae.com
4 de Marzo de 2009
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